Los viajes son como los cuentos, se inician con cierta incertidumbre, y se finalizan con nostalgia.
Es muy difícil ubicar el momento en que realmente se inicia un viaje, quizá porque nuestro existir es un largo trayecto de ida
que comenzamos al nacer y termina cuando cruzamos al otro lado de la raya que marca el límite de la vida…
En este blog quiero recordar mis viajes pasados así como contar los presentes.
Intento andar por el mundo, mirando la vida
cómo si de un libro se tratara, recolectando trazos de
historia apuntando aquello que se te escapa de los ojos, buscándome y encontrándome en los rostros y en el corazón de los pueblos que visito.
Maria Manderly

25/5/14

Kenia


Kenia … Un relato entretejido de cielos.
Desde que subí al avión en Nairobi, ya de regreso a lo que conocemos como civilización, sentí el "mal de África". La belleza de las inmensas sabanas moteadas de animales salvajes, los pueblos guerreros, las encendidas puestas de sol y las aguas turbulenta  y achocolatadas de los  ríos Mara  y Ewaso Nyiro , me hacían padecer esta terrible enfermedad de la nostalgia.

Kenya,  país que inspiró a Karen Blixen a escribir sus famosas Memorias de África, ha sido uno de mis viajes favoritos. Hasta entonces, solo conocía Túnez  y  Egipto  del continente africano, y este viaje me llevó a descubrir culturas tribales y paisajes de película.

Quizás es el país que mejor representa la esencia de África y no solo por ser el más conocido, si no porque tiene tal cantidad de atractivos que lo hace ser un destino muy completo. Sabanas que se pierden a la vista, bosques lluviosos, nieves perpetuas, y  playas de arena blanca.

Kenia es el viaje que quieras hacer, porque existen tantas Áfricas como quieras pensar.
Hoy me siento a escribir, y mi alma sigue anclada a aquellos cielos y en la luz de África. Es una luz única, majestuosa. Pero para mí esa luz se plasmó desde el primer momento en sus cielos. Los cielos de Kenia, de mi Kenia. Va a ser un relato entretejido de cielos.
 
Hotel Sarova Stanley



Aterrizamos en Nairobi   vía Ámsterdam  en un mes de Mayo en época de lluvia  en Kenia,  dispuestas a  abrir nuestras mentes a un sueño de fauna salvaje, color y vida.  Éramos 5 personas y nos colocaron en una  furgoneta tipo minibús van, con techo levadizo para los safaris propiamente dichos.

Mi prima Loli, Estibaliz una cantante  de Baracaldo que viajaba sola,  un matrimonio de Pamplona compuesto por Juanma y Laura, y  el chofer- guía que  nos acompañaria  durante toda nuestra estadía en Kenya.  En Nairobi nuestro destino era el Famoso  hotel Sarova Stanley

Caía  la noche  sobre el actual paseo de palmeras que da la bienvenida a su edificio fundacional, tras el que se levantan hasta ocho plantas de habitaciones. El Hotel  reina, a día de hoy, en el abigarrado centro de Nairobi, desapercibido para quienes buscan vestigios de arquitectura colonial inglesa.

Fue el primer hotel de lujo de esta ciudad, cuando la capital  keniana  apenas llevaba tres años existiendo como estación ferroviaria. Ya entonces la visitaban turistas de safari por la sabana. Entre sus más ilustres huéspedes: Aldous Huxley o Ernest Hemingway.

Tiene su parte de romanticismo, pues es frecuente que lo nombren en las novelas sobre Kenia, Ernest Hemingway, por su parte, persiguió imaginariamente leopardos hasta el Monte Klimanjaro, con el tam tam de sus dedos sobre la máquina de escribir, que las paredes de este  hotel oyeron.  Allí constan, además, las fotografías del novelista en acción, con varios colmillos de elefante a sus pies  Y, tras ellos,  llegaron Stewart Granger, Gregory Peck y el cotizadísimo Frank Sinatra, a la postre casado con  Ava Gadner, cuando ella y Cark Gable rodaron Mogambo. Por supuesto, tampoco Sean Connery faltó a la “moda safari” desde el Sarova Stanley

 Estas paredes también albergaron   al misionero David Livingstone, antes de que el periodista  Henry Morton Stanley le hallara al norte del Lago Tanganica tras dos años de búsqueda. Sólo un galés con la flema de Stanley podía pronunciar al reconocerle, en 1871, la célebre frase “Doctor Livingstone, supongo…” Idéntica frase a la que pude acogerme como viajera contemporánea que redescubre el carisma de este  Hotel, entre  bambalinas de cemento y neón:
“Llegué al Hotel Stanley, supongo…”


A la mañana siguiente después de un desayuno delicioso, subimos en la furgoneta preparados para la gran aventura. La palabra safari, significa “viaje” en Swahili, y Ernest Hemingway fue uno de los primeros en realizarlo en 1933, si bien, antiguamente los safaris no eran como ahora. Afortunadamente, en Kenia está prohibido cazar desde 1977 y hay duras leyes al respecto para controlar los cazadores furtivos.
 
Allí se encuentran los hoteles que se llaman lodges. Son como hoteles pero en medio de la nada. O de los animales. Que están por allí al lado. Se ven en vivo y en directo. A su aire. Durmiendo, comiendo, caminando, haciendo vida social, y todo lo demás.

 Nuestros Lodges son cabañas de cemento, ladrillo y madera, tienen vista al río  Ewaso Nyiro. Las instalaciones donde está el comedor, la piscina y el bar, son muy bonitas y encima de pilotes  ya que cerca discurre este gran rió achocolatado donde acampan a sus anchas los cocodrilos, de noche se puede oír los monos gritar asustados cuando ven aparecer a este gran depredador.

  Los  lodges estan en la  misma  reserva y no es sorprendente que los animales  más variados aparezcan frente a ti, macacos, lagartos azules etc. Las noches del río son para el leopardo, que descansa y caza en sus orillas. De hecho, Samburu tiene fama de ser una de las zonas en las que se puede observar con mayor facilidad a este felino que tiene la costumbre de camuflarse en las copas de los árboles para descansar
La reserva también es un lugar privilegiado para contemplar  cocodrilos de hasta seis metros de longitud que, más exhibicionistas que los leopardos, salen de las "Aguas Negras", que es lo que significa "Ewaso Nyiro", para acercarse y  ponérsenos cara a cara, solo separados por una alambrada eléctrica al mas puro estilo jurassic park
 

Nuestra primera etapa era la reserva nacional de Samburu Saba.

Formada por una sabana volcánica de gran belleza. Es cuna de la tribu Samburu un grupo itinerante escindido en el pasado de los famosos Masaais
Está reserva se ubica  en la parte central del país y forma un sistema con tres parques adyacentes: buffalo Springs, National Reserve, Laikipia, Shaba National Reserve. En Samburu se ve fauna como elefantes, búfalos, cebras de Grevi , gacelas, impalas, los antílopes  jirafa,  acuáticos, guepardos, leopardos, leones, cocodrilos, hipopótamos, jirafas reticuladas
Los Samburu

Todavía quedan tribus seminómadas en Kenia, concretamente en los alrededores de este famoso Parque. Destacan los samburu y los borana, que siguen viviendo con lo más básico que les aportan estas tierras. Como bienvenida nos colocaron collares para hacernos sentir parte de ellos.  Comenzaron a saltar, unas tras otras, mientras un coro de mujeres tarareaba una canción bastante pegadiza.

Más tarde, las chicas formamos parte del baile, un baile que consistía en mover los collares, una experiencia encantadora que jamás olvidaré.
Estas son unas de mis fotos preferidas de Kenia. Cada vez que las veo me emociona y mis recuerdos se activan, las mujeres Samburu  y los niños me dejaron huella, y éstas en concreto se han quedado en mi memoria.

Cae   la tarde, y en este ciclo de la vida los herbívoros de más tamaño tomarán las hojas más duras o inaccesibles y, a su paso, aplastarán la hierba, más apetitosa así para los más pequeños, que sin saberlo irán enterrando con sus pezuñas las semillas para que la vida vuelva a germinar. Los carnívoros se emplearán a fondo en dar caza a unos y a otros, y aún dejarán algo para los carroñeros, que la naturaleza en África no sabe de desperdicios.


Uno de los momentos mágicos de la estancia en este parque, era al amanecer o al caer la tarde, en la terraza del Lodge  se podía disfrutar de las vistas al río Ewaso Ngino. Su orilla es un lugar excepcional para contemplar la puesta de sol antes de la cena. Y  a dormir después, acunados por el sonido de la selva de fondo.


El día de safari arranca de madrugada, con un buen  café para salir del regazo maternal de la mosquitera e ir despertando los sentidos al festín que les aguarda. Todavía con las luces encendidas, el todo terreno guiado por un ranger avanza con sus ocupantes a bordo mientras la sabana se despereza. Tímidamente comienza a clarear y millones de animales celebran con un fenomenal griterío el haber sobrevivido una vez más a los peligros de la noche.

 
 
 
 
Y, como corresponde a las latitudes ecuatoriales, amanece muy deprisa. En sincronía perfecta, el ciclo de la vida va levantando el telón de esa pieza teatral en la que cada especie tiene bien aprendido su papel.


 
La imagen que tenemos de que Kenia es desértica es completamente errónea, hay mucho verde, mucho. Lo mismo pasa con la idea de que es un país muy caluroso. Hace calor pero no más que en España y las noches en muchas zonas son frescas. Aunque para todo el viaje nos bastó con unas camisetas para el día y algún polar para las noches.

 La reserva de aberdare


 
Llegamos cerca de las estribaciones del monte Kenya, la máxima altura del país esta zona se hizo mundialmente famosa durante su guerra contra la colonización británica, por ser cuna de los temidos mau-mau, auténticos precursores de la independencia del país, aquí esta la reserva de Aberdare. 



Aberdares es el bosque encantado de Kenia.  Y lo mejor de todo, poco frecuentado. El viajero que piensa sólo en los  cinco Grandes, es decir, el elefante, el león, el leopardo, el búfalo y el rinoceronte, sólo se acerca a las sabanas africanas. Ni se les pasa por la cabeza visitar este paraíso keniata.

 

La  mayor parte del paisaje está formado por una selva húmeda y lluviosa envuelta en neblinas, lo que le confiere ese aire misterioso. Posee espectaculares saltos de agua
Por la elevada humedad, durante gran parte del año sus carreteras suelen estar embarradas, por lo que únicamente los vehículos 4x4 están autorizados a circular.

Nos reciben en el hotel base antes de la comida, es un lugar precioso, el hotel base es el “Country Club con inmensos jardines y vistas increíbles. Había jirafas y un pavo real por allí en medio. Al poco de dejar las maletas fuimos los cinco a comer. Comida variada y buena, buffet, con buenos postres y además pudimos elegir una mesa cerca de  la terraza con  unas maravillosas vistas  mientras comíamos. Impresionante!!


Después de comer, las maletas grandes hay que dejarlas en este hotel base, tan solo pudimos  llevarnos al hotel observatorio donde fuimos a pasar la noche una bolsa de mano. Nuestro hotel era el The Ark y estaba a una media hora del hotel base.
Subimos en un autobús destartalado por un camino, siempre en continua subida, donde vimos los primeros búfalos a dos metros si llega.
Woooooww, que tamaño, son enormes e impresionan muchísimo. También vimos las primeras hienas, nada fáciles de ver. Me parecieron mucho más gordas y bonitas de lo que imaginaba. La sonrisa de oreja a oreja seguía permanente, en las hienas y en nosotros.

El hotel The Ark 

 
Encontramos El hotel The Ark  en un enclave privilegiado dentro de la Cordillera de Aberdare, el sitio y las vistas son sencillamente impactantes.
Es como un arca hecha de madera grande rodeada de vegetación. Uno de los lodges más interesantes. Muy bonito por fuera. Construido en alto, para que los animales, en especial los elefantes, no tengan acceso directo al alojamiento de los huéspedes. Todas las habitaciones tienen ventanales y miradores para observar las costumbres nocturnas de los animales, como si de un documental se tratara

 
Las habitaciones son pequeñas con un encanto especial. Desde la ventana podíamos ver los elefantes, hienas, cebras y rinos…Hay una laguna al lado a donde van a beber. El hotel tiene unos reflectores que iluminan en la noche a los animales. En el interior se está en la penumbra y se pueden ver a toda esta fauna moverse.
 Hay un sistema de alarmas para despertar a los huéspedes en caso de que se presenten oportunidades para ver determinados animales. Si aparecen leopardos o hienas, rinocerontes o leones. El espectáculo más interesante suele ser de noche así que se duerme poco. Pero qué importa dormir. Hemos venido para ver animales. Así que se duerme menos y ya está.


Hay un excelente y acogedor salón con chimenea en el que pudimos descansar y refugiarnos del frío y la lluvia fina  antes y después de la cena, a la vez que salíamos corriendo entre bocado y bocado,  hacía alguna de las salas de observación para ver algún animal que se ha acercado a saludarnos o sencillamente verlos desde las ventanas. Aquella noche dormimos algo menos, y pronto a la mañana volvimos a tomar la carretera para llegar  a la reserva nacional del lago Nakuru. Había dejado de llover y el cielo nos daba una tregua.
La espesa cobertura vegetal que discurre mientras estás de safari, dificulta ver la fauna. No obstante, podíamos ver fácilmente elefantes, búfalos, papiones, facoceros, hiloceros y varias especies de antílopes.
Y hasta  cruzamos  el Ecuador!...

 
Qué sorpresa cuando paramos en mitad de la carretera y cruzamos el Ecuador de la Tierra que divide la superficie del planeta en dos partes, el Hemisferio Norte y el Hemisferio Sur
Hicimos esa pequeña parada, donde nos enseñaron cómo el agua de un cubo giraba hacia la derecha o hacia la izquierda dependiendo del lado del hemisferio donde nos encontrásemos. Parada turística pero muy curiosa y divertida.
Las Cataratas Thomson

Seguíamos camino entre un paisaje de altas mesetas y de densos bosques. Aquí se  encuentran inmensas cascadas que rompen el silencio de este lugar paradisíaco. Llegamos hasta las Cascadas Thomson No sé si fue porque ni había oído hablar de ellas pero me parecieron espectaculares. 74 metros de caída libre sobre el río Ewaso Narok. Las cataratas reciben su nombre por Joseph Tompson, el primer europeo que fue caminando de Mombasa hacia el lago Victoria en 1880.En sus inmediaciones se habían reunido toda una muestra  de etnias de lo mas vario pintas, para la típica foto turística supongo. Y algún que otro puestito  de souvenir  con un curioso nombre muy familiar.
El lago Nakuru.

 
Continuamos  ruta hacia el imponente Valle del Rift , una depresión que en el futuro dividirá al continente africano en dos y provocara la entrada del mar en su interior. Una gran fractura geológica de origen volcánico que ofrece paisajes tan dispares como la sabana a un lado, y la selva al otro.
Esta grieta  provocada por los movimientos de las placas hace tropecientos millones de años,  va desde Etiopía hasta Mozambique. Vamos, que de norte a sur y atraviesa casi toda África. Dicho valle es también cuna de la humanidad y en su interior se descubrieron los restos humanos más antiguos que se conocen.
En el cielo se formaban grandes nubarrones  que amenazaban lluvia y daban al cielo un aspecto amenazador pero muy hermoso.
 
De repente,  descubrimos las inmensas nubes rosas que forman los flamencos en el Lago Nakuru, es toda  una experiencia, irrepetible!
Este lago  es conocido mundialmente por su antigüedad geológica, por su alcalinidad, es un lago salado, y por ser refugio de muchas especies de aves, especialmente de miles de flamencos enanos que pueblan sus aguas. Poco a poco como si de un telón de teatro se tratara, las nubes se abrieron, dejando paso a un luz increíble reflejada en el largo.
 
 Llegamos  al parque, las vistas panorámicas eran espectaculares y la adrenalina se disparó por las nubes. Las orillas repletas de cormoranes y tántalos africanos, pelícanos comunes y rosados, avefrías armadas, gaviotas cabecigrises, etc, y los flamencos dando más color aún.
Y sobre todo  este cielo  que  varía durante todo el día, te atrapa, te sorprende, se nubla, llueve, sale el sol…todo en una continuidad de formas omnipresentes. Al principio me sentía rara,  kenia es hablar de animales, y sin embargo ¡ yo me quedé prendada de sus cielos!
 
Y nos quedaba el quinto de los grandes y lo vimos allí, los impresionantes rinos. Vimos varios rinocerontes blancos y en menor cantidad rinocerontes negros. Este parque nacional fue declarado santuario de rinocerontes en 1987 y así, fueron protegidos de los cazadores furtivos. Es fácil encontrarlos tranquilamente pastando a las orillas del lago.
Poco a poco el cielo aclaraba y ver su reflejo en el tranquilo lago es algo que corta la respiración
En sus orillas, la fauna y la flora difícilmente pueden cubrirse con una somera descripción. Las vastas llanuras meridionales están salpicadas de acacias de copa plana, y  matorrales espinosos. Esta considerado como el mayor espectáculo ornitológico de la Tierra, con más de 450 especies de aves. Una fusión de colores rosados y blancos provenientes de los flamencos y pelícanos que se reflejan en el agua, es una imagen espectacular
Sarova Lion hill lodge
Llegamos “al hotel” Sarova Lion hill lodge, para el almuerzo, a orillas del lago Nakuru.
Unas casitas agradables, pintorescas y simpáticas totalmente integradas con el entorno, muy cuidadas. La cafetería del hotel esta también perfectamente integrada y tiene una especie de braseros que hace la estancias aún más agradable. La comida excelente como en toda Kenya.
Al Lago Naivasha.
Después de comer visitamos el otro lago.


Después de unas gestiones de nuestro guía, fuimos al Lake Naivasha Country Club, un hotel de aspecto colonial en la orilla del lago. Tiene un jardín este hotel precioso, con un enorme prado rodeado de un tupido bosque de acacias de corteza amarilla. Atravesando el jardín, una vereda lleva entre los árboles hasta un templete de madera al que se llega por un puentecito también de madera. Y más allá, por fin, la orilla del lago. Por la noche es peligroso pasear por ahí por... ¡los hipopótamos! Los animales salen por la noche del agua y pastan en esa zona, según dicen, el hipopótamo es el animal que más muertes de humanos causa en África. Y, atentos, ni siquiera es depredador sino un simple herbívoro. Pero más vale no tocar las narices al gordinflón.
 
El lago tiene una superficie de unos 180 kilómetros cuadrados y es el único lago de agua dulce dentro del Gran Valle del Rift. Tiene una forma casi circular y una profundidad media de 6 metros, aunque llega a los 20 metros en el cráter del volcán de la isla Crescent, estando situado a una altitud de 1.884 metros.
 
El cielo reflejado en el lago.
Es el hogar de una increíble variedad de aves, más de 400 especies. También viven en él cebras, gacelas, ñus, jirafas que, según nuestro guía de esa zona, fueron traídos hasta el lago para el rodaje de algunas escenas de Memorias de África.

Nos subieron a una típica barca de pescadores con un motorcillo que en cuanto pillaba un par de plantas por abajo se atascaba y había que reiniciarlo
 ¡Como se movía la barca al subir! Al menos tuvieron la delicadeza de dejarnos unos salvavidas, así si te caes al agua en vez de morir ahogado mueres reventado por uno de los hipopótamos de los que había… Dimos una vuelta por todo el lago. Los paisajes son, de nuevo, de una belleza extrema. Al poco de subirnos nos llevaron a una zona donde había una familia de hipopótamos. Alucinante, que pedazo de bichos!!  Estos colosos pasan el día durmiendo en el agua, para salir a la orilla por la noche, convirtiéndose en uno de los animales más peligrosos de África
 
Hasta que nos dejaron en una zona donde había cientos de pelícanos en la orilla y en la que por primera vez en el viaje pudimos caminar con animales a nuestro lado. Había cebras, ñus, antílopes, jirafas…
! QUE EMOCION!... Cuando al atardecer,  de regreso a nuestro hotel, el  guía nos pidió silencio y nos señalo con el dedo un lugar muy cercano a nosotros,  y   pudimos ver en lo alto de un árbol un gran leopardo dormitando con su cena  colgada del árbol.

Regresamos al  Sarova Lion Hill  Lodge. Durante la cena no parábamos de parlotear sobre todo lo visto, y salimos a las terrazas donde un grupo de danzas bailaban en un escenario al son del tam tam.
Poco a poco la luz en el horizonte del lago  iba cambiando de tonalidad hasta desaparecer,   la lluvia, hacia tiempo que había cesado tan de repente como siempre ocurre en estas latitudes.

Con un maravilloso cielo completamente estrellado y limpio era difícil irse a dormir, sobre el firmamento en el ecuador la  Vía Láctea impresiona aun más con los anillos de Saturno verticales por nuestra posición.  Era una sensación de tiempo detenido, de conexión con tu parte animal,   nos dimos un paseo por los jardines, teniendo al otro lado del recinto a un par de búfalos pastando relajadamente, y a unos chacales de dorso negro a la caza de impalas, los vencejos moros gritaban en la oscuridad. A más de 2.000 metros sobre el nivel del mar fue muy agradable dormir abrigados. ¡Estábamos en África!..
Pronto a la mañana y con un cielo limpio  salimos por carretera .Vivíamos una  expedición  activa y poco convencional, con una dinámica de viaje que no entiende, ni quiere horarios rígidos, dejando siempre la puerta abierta a inesperados: una manada de elefantes en medio del camino,  o el barro y las lluvias  que nos  harían en momentos bajarnos del 4x4 y ayudar a empujar  en esos amaneceres donde sientes que tu cuerpo va vibrando cada vez más acorde con la naturaleza.
 
 
 
Masai Mara
Desde nuestra llegada al continente, un mosaico de imágenes y sensaciones nos trasladaba al África de los grandes exploradores. Pero nada igualaba al Masai Mara.
Ninguna región del África negra muestra con tal generosidad tantos tesoros naturales como estas  tierras. Nos pareció un sueño pisar el suelo  donde se encuentra  los grandes movimientos migratorios de ñus y cebras acechados por grandes depredadores.
En verano la gran migración procedente del Serengeti se ha instalado en Masai Mara
 
Y así es como la sequía marca el inicio de la gran migración, que lleva hacia la Reserva Nacional Masai Mara (en Kenia)  a miles de bestias en el traslado de animales más espectacular del planeta.
Estas tres Fotos son extraídas de Internet.
Todos los años, estos animales cruzan el río Mara entre los meses de julio y octubre cuando termina la época de lluvias para encontrar pastos verdes en Maasai Mara. No todos sobreviven a esta prueba, muchos de ellos se quedan por el camino.

La falta de comida, los leones y hienas que están al acecho, unidos a los cocodrilos que les esperan al cruzar el rió, se convierte en todo un reto.
Le llaman la gran migración y con razón: es la mayor concentración de herbívoros del planeta. Y es de tal magnitud que no hay unanimidad en cuanto a su tamaño real. Todo son estimaciones, pero las cifras sobre las que más consenso hay son espectaculares: se cree que hay más de dos millones de animales en marcha. Un millón trescientos mil ñus azules, medio millón de gacelas de Thompson, doscientas mil cebras y algunos miles de ejemplares de elands, topis y otros herbívoros. Y no solo la cantidad de animales impresiona. También lo hacen las distancias recorridas: estamos hablando de una migración circular que recorre entre 800 y 900 kilómetros en cada trayecto. Es un espectáculo inigualable.
 
“Hotel” Sarova Mara
Después de varios kilómetros por carretera llegamos al “Hotel” Sarova Mara.
Las instalaciones, recepción, piscina, restaurante, bar. etc... Son excelentes. El hotel en general es muy bonito, está todo muy limpio y cuidado y es muy original que el tipo de alojamiento sean tiendas de campaña aunque de lujo.
En las dependencias comunes hay un gran salón circular con una chimenea en medio que permanecía encendida casi todo el día.

Esta situado en una masa boscosa debajo de una colina. El entorno y las instalaciones te hacen sentir realmente que estas en medio de la sabana. La zona, muy extensa, donde se ubican las tiendas, esta cubierta de enormes árboles.
Durante la noche hay un servicio continuo de vigilancia por parte de guardas maasais para controlar la entrada de animales.
Nuestra estancia allí alimentó el sueño de África que todo europeo lleva en su viaje a Kenia.

Nunca me han gustado las tiendas de campaña pues adoro la comodidad, pero las tiendas donde nos alojamos en este hotel eran un lujo.
Abres la cremallera y te encuentras con un precioso suelo de madera, una enorme cama con mosquitera y una decoración totalmente acorde con el ambiente. El cuarto de baño está adosado en la parte de atrás de la tienda sin restarle encanto.
 
Por la noche el cielo estrellado es una gozada para la vista y la ubicación del conjunto  hace que la tranquilidad sea extrema aun que  por la noche, como en muchos otros hoteles de Kenia, cortan la electricidad y por lo tanto la valla electrificada NO funciona. Es decir, que cualquier animal puede entrar dentro del hotel. Es frecuente que algún leopardo de noche  se cuele por las cocinas y se lleve alguna pieza de carne, o que se lo coma insitu …en fin no alimentemos la inquietud ..
Con el palpitar del África salvaje como telón de fondo, aquella noche estábamos en El Masai Mara, en plena naturaleza, intentando dormir con el sonido lejano de las hienas, escuchando a la orquesta áspera de cigarras, el croar de las ranas de árbol, la llamada intermitente de las aves nocturnas  y los monos, es una sinfonía inolvidable, era el  mejor escenario para revivir la romántica historia basada en la novela autobiográfica de Karen Blixen.
A la mañana temprano, nos alejarnos  del campamento, por supuesto  las barrigas bien llenas con la idea de disponer de suficiente energía para hacer sonar miles de veces el click del obturador de la cámara.
 Y Nos fuimos adentrando  en este paraíso de  fauna africana, en el  mayor santuario de fauna silvestre de la Tierra
En su territorio residen los cinco grandes (BIG FIVE), es decir, las cinco especies más codiciadas hace décadas por cazadores europeos y americanos y en la actualidad, por los teleobjetivos de las cámaras fotográficas de turistas: el león, el leopardo, el elefante, el búfalo y el rinoceronte. Los cinco  más espectaculares de la Tierra.
Además, su territorio alberga un pueblo de soldados y cazadores elegido por el Dios Ngai, el pueblo guerrero Masaais .

En el pasado, los ataques y luchas para retomar su "propiedad robada" llevaron a los Masaais a enemistades sangrientas con otras tribus, en especial con los Kikuyus, sus más encarnizados enemigos. Estábamos impacientes por visitar su poblado, os explicare mas adelante, de cuando visitamos el poblado.
La biodiversidad en Masai Mara es excepcional. En el horizonte infinito  al fin vimos el primer grupo de hienas moteadas con las panzas llenas. Del mismo modo que a las jirafas Masai, vimos a los guepardos con frecuencia durante todos los safaris. No teníamos problemas para verlos. Abundan en Masai Mara.


Es a esta primera hora del día y al atardecer cuando conviene salir de safari. Las temperaturas aún bajas hacen que la fauna esté más activa, y es también entonces cuando se tienen más posibilidades de asistir a una escena de caza.

Queríamos ver amanecer en la sabana, así que esos dos días  nuestro guía nos recogió temprano, a esa hora era frecuente ver subir en globo a los mas atrevidos y después desayunar en mitad de la nada.

 
A medida que avanzaba la mañana, el sol subía al cielo e iba perdiendo su color rojo de amanecer. Nos  refugiábamos en la escasa sombra que nos ofrecía el techo abierto de nuestro vehículo...  Ver a nuestro paso la variada fauna que se lucía ante nuestros ojos, obligaba a detenernos y  no es de extrañar, más aún cuando ves en el horizonte infinito el descenso  de los buitres de la sabana. Buitres Torgos, de Rupell y africanos, que descendían en busca de un buen bocado de la cebra que yacía en el suelo.

 
 
El olor a herbívoro perfumaba la sabana y la claridad que de súbito la envolvía  favorecía los primeros encuentros: una familia al completo de babuinos a paso diligente; una manada de impalas hembra comiendo confiada en su certeza de que el macho que las vela daría la voz de alarma si intuyera la presencia de un predador; los primeros elefantes, quizá algún solitario rinoceronte o unas jirafas despuntando sobre las copas de unas acacias, con su halo de inocente coquetería y tan impasibles a la presencia humana como la barbaridad de ñus, de cebras y búfalos que, como en un jardín del edén, pastaban  por las praderas
 
En nuestros safaris nos encontramos con muy pocos coches, aquí sorprendemos a dos guepardos cenando gacela de Thompson   , y un chacal al asecho de las sobras  (curioso cómo se vigilaban mutuamente)
Casi todo el tiempo estábamos solos en la inmensidad de la sabana ¡Qué gozada!
 
Si existe un momento emotivo vivido en la sabana del  Masai Mara  ese fue sin lugar a dudas cuando, en nuestra primera  salida, vimos cómo una manada de varios elefantes se dirigía a la charca de agua que quedaba justo a nuestra espalda. Os cuento…

 Nuestro primer día prometía sorpresas. La mañana se presentaba fresca. Nuestro guía había tomado dirección hacia unas familias de leones avistados el día anterior. Hacía tan sólo  más de una hora que habíamos abandonado el campamento, La selva húmeda dejó paso a una sabana de pasto seco y avanzábamos en coche a un ritmo adecuado. De repente, nuestro guía nos advierte “elefantes

 Fueron las imágenes más pintorescas de todo el viaje. La belleza de los elefantes era sobrecogedora. La manada en silencio se acercaba en nuestra dirección. El largo frenazo del coche hizo que nos detuviéramos a unos 50 metros. Ahora estábamos justo tapando su paso.

 Nuestro silencio era tan absoluto que casi dolía respirar. ¡No queríamos movernos! A medida que avanzaban enmudecíamos en aquel solitario paraje.
Una sensación de euforia invade nuestro cuerpo. Ahora el sonido es más elevado, las pisadas se escuchan por todas partes... La manada avanzaba ágilmente en nuestra dirección. Comencé a sentir el cosquilleo de la incertidumbre.


Al sonido de los pasos gigantescos, cada vez más cerca, le seguía el movimiento y sonido de la vegetación. Todo invadía el espacio, sin sonido humano...
Eran los sonidos de la naturaleza en su estado más puro. Uno de los ejemplares adultos alzó su trompa emitiendo un grito sobrecogedor. Nos lanzaba un mensaje. Estábamos invadiéndoles su paso. Teníamos que irnos de allí, o al menos avanzar unos metros. Y así hicimos, estábamos en el reino de los elefantes. Debíamos respetar a los reyes africanos.

 

Nada más adelantarnos unos metros, los elefantes pudieron continuar su senda. Fue, como dije, el momento más emotivo en este rinconcito del mundo.


También vimos una de las  manada de leones compuesta de varias. Una leona de la manada ve una gacela solitaria a lo lejos y se dispone a acecharla… acaban de comer pero no desprecian ninguna presa asequible…
Se le juntan otras dos leonas más y avanzan las tres hacia una gacela solitaria.
La gacela las ve, han sido descubiertas y corren  tras ella, tras la pérdida del factor sorpresa disminuyen las posibilidades de éxito. Estamos contentos, la gacela estaba a salvo. Hubiera sido una  escena de caza y nosotros estábamos esperando con el coche en el medio de los dos. Pero, bueno, hemos visto la imagen de las leonas preparadas para cazar ¡qué preciosa estampa!

 
La mayor parte del parque está compuesta de sabana y pastizales, y el color rojo del terreno bautiza así a muchos animales que lo pueblan.

Aparte de leones, elefantes, cebras, facóqueros y demás, mis momentos supremos fueron con las águilas marcial, coronada, rapaz y volatinera que se mostraron en su plenitud, y con los secretarios y cálaos terrestres, aves sumamente singulares. En la sabana hay infinidad de aves, con unos plumajes espectaculares. Y para el disfrute general, un grupo de atrevidas avestruces que descaradamente se entregaron a tareas propias.

 
De vuelta al campamento para pasar la noche, hubo un momento que dos  leonés  pasaron justo al lado de la ventanilla de nuestro vehículo. Que bárbaro… Estíbaliz  cerró la ventanilla cuando el león trato de asomarse... Confieso que por unos segundos sentí un cosquilleo... Estuvieron tan cerca que no es de extrañar que me diese tiempo a hacerles incluso un retrato al rostro, dos leones errantes de crines negras y hambrientos.  Por un momento esa escena me hizo recordar otra de las películas basadas en hechos reales “ los demonios de la noche “Vaya escalofrió ¡
 A éstos se les veía la cara y las costillas con heridas recientes, nos contaban que la vida de la sabana es dura, también para el rey, el león macho, tienen que estar peleando no sólo con las presas, sino también con los de su propia especie, bien para mantener su puesto, si es el macho dominante de la manada o para quitar el puesto a otro si eres león adulto nómada a la búsqueda de tu propia manada. Estos al no poder cazar ( sus crines se lo impiden) estaban condenados a morir de hambre.
Nos quedamos muy satisfechos después de ver a esta pareja, porque hay un dicho masai que dice que si no has visto a un león macho melena negra no has visto África ¡Ya hemos visto África!

 
Ya de regreso al campamento, encima de una piedra nos esperaba con semblante de pocos amigos  un precioso lagarto bicolor que ya habíamos visto en nuestro anterior viaje por Aberdare, pero que siempre gusta ver por sus vivos colores y que, según mi guía, se llama Agama Lizard.
 
Y llegamos por fin al campamento. Poco a poco el sol se ocultaba y nos dejaba estas imágenes  de la sabana, éramos dueños del universo.

Durante la cena, los Masais entraron  en el comedor, y nos  hicieron  el típico baile guerrero. Os aseguro que a pesar de no gustarme para nada este tipo de teatrillos, el baile, el sonido que nace de sus gargantas y los gritos Masais nos hicieron  pasar un rato agradable.

Me voy pronto a la cama y allí me entra una enorme tiritona. Un empleado del Lodge pasa de tienda en tienda ofreciendo una bolsa de agua caliente. Mi prima me trae unos bocaditos de pan para tomar un medicamento. Tengo un corte de digestión de órdago, conozco los síntomas. Al fin consigo conciliar el sueño ya casi de madrugada.
 Vuelven a llamarnos a las 5,30, pero yo no estaba para trotes y decidí quedarme en la tienda, le digo a Loli  (mi prima) que se vaya ella, que no se preocupen por mí que me quedo durmiendo otro poquito más.
 
Amanecí sobre las 9 de la mañana ya me encontraba bastante mejor. Me dirigí al comedor y allí en el buffet fui eligiendo  un buen desayuno.
Regrese a la tienda y zascandileando un poco por ella, hice las maletas, ordene los regalos, me duche y seguía siendo muy pronto.
 
Me encontraba mucho mejor y decidí ir de safari por mi cuenta por los alrededores de este campamento y ver que encuentro. Paso un curioso puente de madera donde discurre un riachuelo y veo un lagarto, unas preciosas mariposas, unas bonitas flores, unos monos gritones  …Doblo el recodo del camino y …


Zas  !!…


Mi  primer contacto con los masais fue para quitarte  el hipo ¡
 
Es gente amable y se prestan para una foto, creo que ostentan un mercadillo en el hotel o quizá son un grupo de danzas no se !  Nos despedimos entre risas y saludos  y continúo mi exploración.
Al rato  regreso al comedor a tomar otra taza de café y a esperar a mis amigos que estaban por llegar.
Los expedicionarios regresaron pronto, me cuentan lo que han visto  mientras desayunan y yo tomo mi segunda taza de café.
Una manada de leones compuesta de un macho de melena negra, varias hembras y varios cachorros de diferentes edades, Elefantes y varios globos planeando por la sabana.
Ya es hora y el guía nos recoge para ir al poblado Masai.
Una visita a Masai Mara está incompleta sin la entrada a un poblado Masai. Reconozco que mi prima Loli siempre se ha mostrado   reacia a ir a un lugar de este tipo sabiendo que todo lo que hacen es un numerito con nosotros, pero al final los compañeros de viaje y yo la convencimos, y he de decir que al final  no le resulto tan mal. Creo que merece la pena siempre que entremos  siendo consciente de lo que nos espera.

Los maasais

Desde el jeep que nos lleva al poblado , divisamos una pequeña mancha anaranjada en el medio de la sabana. A medida que nos acercamos la mancha va tomando forma alargada convirtiéndose poco a poco en la silueta de una persona. Esbelta, de porte distinguido a pesar de las parcas telas en tonos rojos y azules que le cubren. Al pasar por su lado, los ojos que nos miran fijamente resaltan en su pequeña cara de piel oscura. No aminora el paso, no suelta la lanza que lleva en su mano. No hay duda, es un maasái, cerca pasta su ganado.


Los masáis son un pueblo milenario. Todavía hoy en pleno siglo XXI mantienen sus costumbres intactas. Su principal actividad económica es el pastoreo, por lo que tradicionalmente ha sido una sociedad nómada. Hasta tal punto influye el ganado en la cultura masái, que su dieta se basa exclusivamente en tres alimentos: carne, leche y sangre. Sí, desayunan leche mezclada con sangre.
Si visten de rojo, es para ahuyentar a los animales. Pero sus principales enemigos son los felinos, de los cuales se protegen con la lanza que siempre llevan consigo. Una punta de la lanza está pensada para ayudar a recorrer las largas distancias que hacen a diario en busca de pastos para el ganado. La otra es afilada para clavársela a aquel león que ose molestar a sus animales.
Aparte de las telas con las que se cubren el cuerpo, su indumentaria sólo se compone de unas sandalias,algunas curvas porque están fabricadas por ellos mismos con caucho de ruedas de coche.  Además, los masáis se adornan con vistosos collares y suelen alargar los lóbulos de sus orejas para colgarse pesados pendientes.

La étnia Masaai sigue viviendo en el interior de la reserva, o más bien, conviviendo con los animales salvajes a los que no temen. Estos altivos pastores de vistosos atuendos rojos pasean a sus vacas por las zonas de caza de leones y guepardos. Sus poblados son circulares y por la noche quedan cercados dejando todo el ganado en el patio interior

 

Los guerreros  nos hicieron el baile de bienvenida, fue  espectacular verlo a la vez que escuchábamos  el sonido típico que nace de sus gargantas. Los masai se agrupan para danzar, distribuyéndose en círculo, comienza a moverse cadenciosamente. Al intensificarse el ritmo, los pesados collares de cuentas de las muchachas golpean sus hombros al compás de la danza. Entonces uno a uno, los guerreros masai se sitúan en el centro y dan unos espectaculares saltos verticales, los cuerpos rígidamente rectos, las manos pegadas a los costados, las rodillas juntas, y un puñado de hierba fresca apretada bajo las axilas. Pueden seguir bailando hasta que todos se hallan exhaustos.

 

 
Después del recibimiento pasamos a ver el poblado. Los poblados siguen todos ellos la misma estructura: primero un círculo rodeado por una valla de ramas de acacia, después un segundo círculo con las chozas de la gente, con un espacio entre ambos como pasillo y, por último una tercera valla de acacia. Utilizan la acacia por sus largas espinas que procuran gran protección.

La razón de esta estructura radica en que el bien más preciado de los Masais son su ganado y, por tanto, es lo que protegen más fuertemente; así quedan en el interior de los tres círculos, protegidos tanto por las vallas de espino como por los propios guerreros y también por  algún perrillo que correteaba por allí y a quien  Loli dio de comer algún manjar tomado a la mañana del hotel.

Las chozas son cuadradas y tienen la entrada en un lateral, como haciendo un ángulo, de forma que no se entra directamente a la choza.
Las casas eran minúsculas, al principio daban cierta sensación de claustrofobia pero te habituabas rápido, estuvimos en una en la que estaban cocinando y para nuestra sorpresa estaba muy limpia y sin ningún olor a nada en absoluto.

Los hombres nos mostraron como hacer fuego con un machete y madera, después pasamos a un mercadillo de artesanía  y compramos algunos regalos para llevar.
El aspecto y la leyenda de los Masais los ha rodeado de un aura mítica de romanticismo salvaje. Pero lo cierto es que este pueblo se debate entre un férreo conservadurismo tradicional y la tentación de sumarse al progreso en busca de una vida más boyante. Su tendencia a aferrarse a las raíces les ha granjeado las simpatías y la admiración de los turistas anhelantes de escenas pintorescas.
Nos despedimos de los niños y los mayores, y continuamos por este  crucero terrestre a través de la Sabana Africana  entre animales y tribus nómadas.

 
Después de toda un día  viendo animales en estas inmensas praderas  volvimos pronto al lodge,  el fuego de campamento estaba  triste, se acercaba  la hora de la despedida y la morriña arrasaba a pesar de las risas que hacíamos, todos estábamos tristes por la partida, era nuestra ultima noche en el Masai Mara.
A la mañana temprano una vez más, hicimos las maletas y pusimos rumbo a la furgoneta. Pero desgraciadamente, esta sería la última vez. Teníamos como destino Nairobi, en  un viaje de algunas  horas en los que asomados a las ventanillas  íbamos viendo  la kenia profunda, la de fuera del turismo.


 La experiencia nos dejó sin palabras. Campos inmensos de té , gente con cestas recogiéndolo, chabolas de hojalata y casas prefabricadas para los trabajadores en el mejor de los casos, y unas condiciones higiénicas comunes a los países de la zona
Hay mercadillos en cada piedra, mercadillos bullendo de gente, y jóvenes enfrente de las obras de carreteras esperando a que les den trabajo. Y siempre gente caminando por los márgenes de la carretera. No hay un metro sin gente. Increíble la cantidad de puestitos de todo tipo, a lo largo de las vías del ferrocarril.
Íbamos conociendo  la autenticidad del día a día Keniata, y  parte de la inmensa diversidad de sus más de 70 grupos étnicos, muchos de ellos luchando  a diario por la supervivencia, muchos de ellos luchando  tan sólo para ver el siguiente amanecer.
Estos viajes  te enseñan una forma de estar en el mundo, en la que las posturas cerradas y dogmáticas no caben, te enseñan que  tienes que aprender a sacar recursos de donde no los tienes ante situaciones inesperadas que afrontas a diario, y que son distintas de tus referentes culturales y personales, son aprendizajes que te transforman.
Y la gente es extremadamente amable, sonríe, te saluda, te sientes bienvenida aunque no les gusta mucho que les hagan fotos…

Teníamos que atravesar Nairobi y el caos del tráfico nos ralentizó bastante. Una parada en la gasolinera para repostar e ir al baño, o  hacer las últimas compras en aquellas tienditas en las que parábamos a lo largo del camino suspendidas en la nada y que por algún milagro aun están en pies.
 
 
Llegamos a Nairobi  lloviendo y con un trafico imposible. Estibaliz necesitaba cambiar dinero, nuestro chofer-guía  hizo una llamada con el móvil. Seguidamente  nos llevo a donde el contrabando y el cambio ilegal  de divisas era rey. Es el  barrio Somalí, el más multicultural de la capital keniana donde se  mueve dinero, tráfico de personas, comercio internacional y recelos por parte del resto del país. Sabíamos que la inseguridad es alta en todo el territorio de Kenia, tanto por actos de delincuencia común como organizada y lo sentimos  especialmente  aquí  en la capital, Nairobi.

 
 No salimos del coche, los seguros estaban echados,  pero  desde la ventanilla Estibaliz pudo hacer sus gestiones con un hombre que ya nos esperaba en una esquina, quede asombrada al ver esta otra selva humana.
Nairobi carecía de interés, pero uno tiene la esperanza, después de ver tantas películas en el cine, de encontrar algún vestigio, alguna prueba que la pueda relacionar con aquella época colonial. Nada!! Nada de nada!!! Los grandes hoteles y palacios coloniales fueron derruidos con la independencia de Kenia. Ahora se ha convertido en una ciudad caótica, bulliciosa, con una arquitectura moderna horrorosa, con una pavimentación penosa y muy insegura por la noche, Así es Nairobi, una ciudad nueva, que nació como resultado de la construcción del ferrocarril Mombasa-Uganda, que ha perdido todo su carisma colonial, y ahora lucha por controlar una gran metrópoli que no para de crecer a marchas agigantadas por el masivo éxodo rural.
Visitar Nairobi exige  una preparación mental y física previa muy importante. La amalgama  todos esos factores mientras estás atrapado dentro de una furgoneta taxi que serpentea entre peatones que cruzan jugándose la vida y vehículos destartalados en dirección propia y contraria.
Finalmente salimos de esos barrios y nos dirigimos a ese otro Nairobi, el de los turistas y grandes hoteles custodiados por la policía o  los soldados armados.
Nuestro destino era el afamado restaurante” El Carnivore”. La pesadilla de los vegetarianos
 

  el carnivore”

Así que sin esperar entramos  con el rostro alegre y el hambre puesta, es un asador a lo bestia  donde puedes probar un montón de carnes, algunas raras de encontrar como cocodrilo, (yo fui la única que lo probé, es como pollo pero más fuerte) y avestruz. Y un sinfín de mas carnes.  Es tipo buffet y van pasando con una espada con las que cortan la carne al estilo Rodizio. Hasta que no bajaras la banderita que tenías en la mesa, seguían trayéndote toda clase de carnes. No estuvo mal  El sitio en si es una pasada.

 


 Antes de ir al aeropuerto pasamos cerca de la casa de Karen Blixen   la verdadera mujer de Memorias de África. Su casa hoy es un museo que porta su nombre aquí os pongo unas fotos.
 

Después, cerca, nos llevaron  a unas tiendas donde podías comprar café y toda clase de artesanía. A la hora señalada nuestro  guía-chofer nos llevo al aeropuerto.
Éste ha sido uno de esos viajes que se hacen una vez en la vida. Y que te transforman como persona. La sensación de salir del mundo fue total durante la estancia que duro el safari, el tiempo se detuvo. Y ahora toca volver a casa.
Esas son las  imágenes que definen un país, Kenia, la tierra que atesora el árbol genealógico de la humanidad
¡Fue  toda una experiencia!
 

Quiero agradecer especialmente a mis compañeras de viaje el haber hecho de esta experiencia algo realmente especial. Gracias a nuestro amigo Juanma que nos proporciono muchas de las fotos del viaje, a Laura a Estibaliz  y a  Loli mi prima.
 
Maria Manderly

8 comentarios:

Julian dijo...

Hola Maria gracias una vez más por estimular y facilitar la convivencia de esta casa de vecinos- con patio enflorecido y fuente de agua chorreante-, “la archiconocida y sin par” Placenta del Universo. Un relato magnifico que envidia. Espero el próximo con muchas ganas ya. Mil besos

Cecilio dijo...

Gracias por compartir.un beso

Fran dijo...

Me ha encantado tu diario, felicidades. El mes que viene estaré por allí, que ganas tengo....un saludo

Dacota dijo...

Maria ...muy buen relato para mi marido y a mi nos viene muy bien toda esa información. Muchas gracias.

Maria Manderly dijo...

Gracias a todos por vuestro apoyo un besin.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu ayuda a la familia viajera....

Luis Medina

Anónimo dijo...

Muchas gracias por todas las explicaciones sobre tus viajes, mi mujer y yo hemos realizado varios viajes siguiendo tus consejos y nos ha servido de gran ayuda. Un fantástico blog.
Saludos.
Javier de León

Antonio Ruiz dijo...

Gracias a ti por esas fotos que sacas y ese fantástico relato!! Las de Kenia me tienen con los dientes rallando el suelo! Que ganas tengo de poder hacer ese viajazo que hicisteis.

Antonio Ruiz