Los viajes son como los cuentos, se inician con cierta incertidumbre, y se finalizan con nostalgia.
Es muy difícil ubicar el momento en que realmente se inicia un viaje, quizá porque nuestro existir es un largo trayecto de ida
que comenzamos al nacer y termina cuando cruzamos al otro lado de la raya que marca el límite de la vida…
En este blog quiero recordar mis viajes pasados así como contar los presentes.
Intento andar por el mundo, mirando la vida
cómo si de un libro se tratara, recolectando trazos de
historia apuntando aquello que se te escapa de los ojos, buscándome y encontrándome en los rostros y en el corazón de los pueblos que visito.
Maria Manderly

3/12/14

Tailandia…Donde miles de campanillas suenan al viento.




Siempre me han fascinado las imágenes icónicas de Tailandia, por eso, cuando surgió la oportunidad de este viaje ni se me pasó por la cabeza desperdiciarla.
Con nuestros amigos Txomin y Felisa, viajamos  al  antiguo reino de Siam.
Se dice que son  tierras lejanas y  desconocidas  y que  ofrecen paisajes vírgenes, culturas milenarias, y hermosos templos de inspiración birmana medio en ruinas  cubiertos de selva.

Un viaje  donde fuimos al encuentro del  pasado y del presente, lo ancestral y la modernidad, tiempos que  conjugan a la perfección en Tailandia, donde  nos  sumergimos en la  espiritualidad  que  transmiten sus pagodas, postrados ante las bendiciones  de Buda y la letanía de unas monedas que, al caer al cuenco de las ofrendas , rezan.

 En el norte, visitamos las tribus seminómadas que aun conservan sus costumbres y tradiciones  ocultas en las montañas cerca de las fronteras de Birmania  y Laos.
Contemplamos sus festivales,  sus danzas  y disfrutamos de sus terapias curativas.
La cocina de sabores fuertes, las playas de postal, los colores vibrantes, la cultura exótica y los templos  centenarios

Viajamos en el tren de la muerte, el tramo que atraviesa el histórico puente sobre el río kwai y el “ HELFIRE PASS “.
Compramos en  los mercados flotantes, admiramos las plantaciones de orquídeas, y flipamos en el museo del opio…
En el triangulo de oro, al sur de Birmania hoy Myanmar,  comimos saltamontes gusanos y algún otro insecto  que aun hoy  no quiero identificar.

Nos adentramos  por la selva a  lomos del ancho y magnífico símbolo de Tailandia,  el elefante, bajamos el río en balsas de bambú, y visitamos  templos de la mano de los monos.
Nos deslumbro   el increíble palacio real de Bangkok donde  no me fue difícil imagiarme la abrumadora sensación que recibió  Anna Leonowens, la mujer feminista inglesa que llego al filo del año  1862 a la corte de Siam  para ser la institutriz del príncipe heredero, historia  inmortalizada en la pelicula ( Ana y el rey de Siam. )

Y sobre todo, conocimos sus gentes. Bajo el pecho de los tailandeses late un gran corazón esculpido a base de budismo y respeto hacia el prójimo, un pueblo  abierto a los occidentales que muestran interés y aprecio hacia ellos. Compartir y degustar la gastronomía local en cualquier mesa de un puesto  callejero es la mejor manera de intercambiar palabras y mezclarse con sus gentes.
Hoy, por todo ello, voy a abrir una ventana para recordar, al menos en fotos, un pedacito de lo mejor de este país.


Un caluroso día de Julio aterrizamos en Bangkok vía Madrid, Volamos con la Thai Airways en un vuelo de 12 horas, que se nos hizo un poquito largas, pero que volar con esta compañía es una maravilla. El trato, los detalles, la comida, la tripulación es espectacular. Al llegar al aeropuerto de Bangkok   tomamos otro avión rumbo al norte, a Chang Mai.

Empezaríamos  nuestro periplo por Tailandia, de norte a sur, 12 días arrastrando  el equipaje por medio país hasta llegar al sur,   paseando por  la historia de  los  preciosos parques arqueológicos más espirituales del planeta.

Click, click… Hemos cogido las cámaras y hemos empezado a disparar. El resultado es un catálogo de imágenes que retrata las maravillas de Tailandia  donde tienen cabida desde sus paisajes naturales más soberbios a su ancestral cultura.


 Así ha quedado:


Hotel The Empress.

Chang Mai
Después de 12 horas de viaje, llegamos al aeropuerto de Chang Mai donde nos esperaba Taky  nuestra  guía  que nos acompañaría por todo el recorrido Tailandés, es una persona agradable sonriente y muy atenta.
Subimos en un autocar que nos llevo al  centro de Chang Mai. Nos dejaron en  el hotel “El The Empress”  bonito limpio y muy típico. Es de cuatro estrellas y cumple ampliamente todas las expectativas.

Dejamos las maletas  y decidimos dar una vuelta por los alrededores del hotel, no muy lejos, ya que esa noche teníamos concertada una cena de bienvenida  “khantoke”, no pusimos cómodos y a la calle.
Con un calor y una atmósfera mas que sofocante, recorrimos  la avenida   sin dejar de sorprendernos por la cantidad de gente y de motos.


No muy lejos encontramos la primera pagoda, sencilla y llena de encanto con su buda y sus tejados tan peculiares.
En muchos jardines privados vimos la casita de los espíritus que a los tailandeses   gusta de venerar, pequeña, sin puerta, elevada sobre un pilar. Es el altar para los deseos más humanos, esos insignificantes ruegos tal vez con los que uno no quiere molestar a Buda,  es la morada para ofrecer flores, comida e incienso a los buenos espíritus y ganar su protección.

 Encontramos el mercado nocturno, las aceras estaban repletas de puestos de comida y ropa.
Nada más entretenido que los mercados callejeros,  lugares excelentes para sacar fotos y meterte en la vida de los locales. Se puede  comer, comprar ropa, o simplemente sentarte a observar y seguir sorprendiéndote con tantas cosas nuevas. Regatear es una obligación y, si no estás acostumbrado, es todo un desafío.
Se nos hizo la hora de ir al hotel para arreglarse y salir a cenar, la  cena khantoke.


Cena Khantoke:

 Se trata de una cena al estilo Thai  (en la cual cenas en el suelo y por supuesto descalzo) con las que las gentes de Chiang Mai homenajean a sus invitados, esta cena viene acompañada de unos espectáculos sonoros y visuales con los que nos deleitan durante el tiempo que dura la cena. A parte de degustar la verdadera comida Thai tenemos el gusto de probar  el típico arroz “pegajoso", es  un arroz especial que se utiliza a modo de acompañamiento, igual que nosotros cuando utilizamos el pan y el cual se come con las manos haciendo bolitas que se han de mojar en las diferentes salsas que hay por la mesa.

 
Templo de Doi Suthep

A la mañana siguiente nos preparamos para recorrer esta sorprendente ciudad.  Hacia mucho calor y el día prometía bochorno. Habíamos viajado  en época de lluvias.

A  10 kilómetros del centro de Chiang Mai se encuentra el renombrado templo de Doi Suthep, Este templo está situado a 1,100 metros sobre el nivel del mar, es el símbolo de la ciudad.
Un lugar sagrado para muchos tailandeses, uno de los templos mas bonitos de Tailandia por su enclave en lo alto de una montaña rodeado de vegetación. Las vistas son espectaculares, es un templo budista, pero quizás una de sus  peculiaridades es el elefante blanco.
 Esto se debe a que existe una leyenda que cuenta que se colocó una imagen de Buda sobre su lomo y allí donde el elefante se paró a descansar se construiría este templo. No pudo escoger mejor lugar con la ciudad de fondo.
 
La subida al templo se hace en funicular  y la bajada por unas larguísimas escaleras adornadas por dos serpientes, unos 300 peldaños  si no recuerdo mal.

Al llegar al complejo  tiene uno la sensación de estar en otro lugar del mundo.
Recuerdo la impresión al entrar en el recinto y ver mucha gente por todo. Dedicamos un buen rato a pasear por sus diferentes rincones y a curiosear las estancias y costumbres de sus habitantes, sus rezos. El ambiente nos invitaba a sentirnos cómodos.
El templo estaba  lleno de monjes de todas las edades  con túnicas color naranja azafrán. Ser monje en Tailandia es como antaño hacer la mili en España situación obligada por el gobierno y durante un año.
 
El   complejo de estos  edificios religiosos es considerablemente grande y rico. El templo propiamente dicho con sus reliquias sagradas, fue fundado en el siglo XIV y es considerado el símbolo de la Tailandia Lanna. Hay  cuatro parasoles de oro alrededor del chedi central adornados  con filigranas cubiertas de pan de oro por los peregrinos. Es una delicia caminar entre los fieles y recibir un poco de la paz y la tranquilidad que parece emanar de las múltiples imágenes de buda.
El número de visitantes Tailandeses y extranjeros es enorme. No dejo de pensar lo impresionante que ha de ser, sin turistas ni visitante…indescriptible!




Para los budistas este templo es un lugar de peregrinación y hay diversos elementos (sobre todo campanas) que han sido donadas por diferentes estados del mundo.
Las docenas de campanas colgadas sabiamente  alineadas, y el gong  para los devotos del sonido, rivalizaban con  los dorados y otras estatuas de oro, y verdes budas... Disfruté mucho, sobretodo teniendo en cuenta que el amarillo es mi color favorito y que sus diferentes tonalidades inundan sus espacios. Me parecieron preciosas las enormes sombrillas estilo birmano de pie en las cuatro esquinas de la estupa.


Me  atrajo el sonido de las campanillas fluctuando en un viento que es casi una brisa, el gong golpeado por un anciano de ojos cerrados, y el murmullo de los veintiocho palillos en un cilindro de bambú entre las manos de mi amiga Felisa, que quiere ver la cara a su futuro.

Es hora de las bendiciones.
El monje no me mira directamente, mantengo una distancia al tenderle la mano y desde entonces llevo  una pulsera de algodón blanco en la muñeca. Aquel monje sabio  de cara redonda y brillante,  estiró los dos extremos del pedazo de cuerda, rodeó con ellos mi muñeca y con un fino hilo de voz, pronunció una oración que no llegué a preguntar si era de buena suerte, de agradecimiento o de protección. Opté por la protección, quedaba mucho viaje. Ella sigue aquí, perdiendo el blanco, envejeciendo como casi todo, pero sin caer,  su apoyo me es aún necesario.
 
 Después de comer, hicimos la visita a una fábrica de piedra de jade y seda  en la calle de la artesanía y pequeños talleres locales de  abanicos, sombrillas, tallas de madera de teca y mucho más.  La que me encantó fue la fábrica de sombrillas y abanicos, te mostraban todo el procedimiento; desde las cañas y la armazón hasta el forrado, armado y pintado. Uno podía personalizar su propia sombrilla o abanico, incluso una de las artesanas me ofreció hacerme una de sus pinturas en el pantalón que llevaba puesto.

Chiang Mai  cuna de la cultura Lanna

De regreso a Chiang Mai  pudimos apreciar que la ciudad esta construida sobre la ribera del río Ping  a unos 700 kilómetros al norte de Bangkok,  la ciudad  asoma por entre las montañas más altas del país  y  tiene  300 templos budistas. No es una ciudad bella, los enormes carteles publicitarios emborrachan la ciudad y dejan poco espacio para la imaginación, pero los jardines y los templos son muy hermosos.

 Aprovechando que aun teníamos mucha tarde por delante,  recorrimos a pie la ciudad antigua repleta de templos. Visitamos algunos de  los que se concentraban en el centro histórico y, en general, nos encantó su ambiente accesible y lleno de vida donde encontramos un clima mágico formado por muy diversas culturas.
 

Este  casco histórico  tiene  el aroma de  los viejos tiempos pero con destellos de modernidad. Puede que ahora las calles estén atestadas de coches y motocicletas en lugar de bicicletas y carruajes, pero es como si el reloj se hubiese parado y aun se sintiese la paz de unas calles sin motores. Los edificios tienen escalas humanas y se reservan las alturas para los templos que sobresalen por entre los tejados,  mezclas de suaves colores rojos con artísticos detalles en pan de oro. Pequeñas campanillas cuelgan  de los alerones de los tejados tintineando con la brisa vespertina antes de que las motocicletas echen a andar.
 

Con tantos templos es más fácil salvar tu alma.
 Por las estrechas calles se ven un flujo de monjes budistas con sus túnica naranjas (si eres hombre debes dejar al menos un poco de espacio para que pasen y si eres mujer, incluso bajarte de la acera para evitar cualquier tipo de roce) y fuera de las avenidas principales, las calles serpentean entre barrios residenciales llenos de jardines con flores aromáticas y casitas de los espíritus.

 El Rey Mengrai, fundador de la ciudad en 1296, construyó un foso y un muro de ladrillo  alrededor de la misma para protegerla contra las incursiones de los birmanos. Este muro sigue existiendo y delimita el casco antiguo de la ciudad.
En algunas partes el muro esta conservado  o reconstruido y en otras esta tan gastado  por el paso del tiempo que funciona solamente como solarium para lagartijas. La única calle que rodea la muralla está sacudida por la energía de las grandes ciudades con motores escupiendo humo negro y azul.
 

wat phan tao.
Uno de los templos que me gusto en particular se encontraba solitario y silencioso, cuenta con adornos en los alerones de los tejados en forma de ‘naga‘ serpiente , insertadas con mosaicos de espejos en colores. Hay un pequeño estanque en la parte de atrás, con una estatua de Buda debajo de un árbol rodeada de pequeños personajes. Creo que este templo es una escuela budista.

Por encima de la puerta principal, hay un mosaico de pavo real protegiendo a   un perro.



 Acostumbrados a los templos dorados de Tailandia, wat phan tao resalta por su impresionante sobriedad.  Es uno de los templos más bonitos de la ciudad.
Esta  Construido en su totalidad en paneles de teca apoyados sobre 28 pilares también de teca, se dice que su nombre significa “Monasterio de los 1000 hornos”, probablemente al hecho de que el sitio fuese  utilizado para la fundición de imágenes de Buda, destinados al Wat Chedi Luang, el cual se encuentra al lado mismo


Se nota su antigüedad nada mas  entrar.
Me asome por una entrada que había al frente, traspase una puerta tremendamente repujada  de color rojo, y quede sorprendida por el templo que estaba viendo. El humo de las barritas de incienso llenaban la estancia de una neblina  azulada,  mágica, que le daba una aureola de santidad y misterio…

 El sonido del gong sonaba mas allá del jardín posiblemente llamando a la oración

 El interior es  austero con grandes columnas también de madera y carente de tanto dorado y colores a los que estábamos acostumbrados. Vimos una figura de buda dorado y algún que otro monje haciendo sus tareas, aunque nos llamó la atención la cantidad de cuencos con los que los monjes recogen la comida por las calles.  Deberían ser de todos los monjes novicios que vimos en el templo de al lado, porque si no, no sabemos de donde sale tanto cuenco. Debes echar unas monedas al cuenco para recibir bendiciones. Las imágenes de elefantes en algunos adornos colgados nos dan a entender la importancia de este animal para los tailandeses.

 Fuera hay unas imágenes cuyo significado desconozco y que me gustaron mucho, y unos  jóvenes monjes estaban trabajando en una pagoda de bambú rodeados de algunos perros.

Aquí pude  sentir el auténtico espíritu de un sitio orante donde el silencio se espesa con el calor de la tarde.
Un poco más allá  nos encontramos con el WAT CHEDI LUANG

 Templo Wat Chedi Luang

 Otra parada ineludible en nuestra ruta por los templos es Wat Chedi Luang, que está construida alrededor de un chedi (construcción religiosa en forma de cúpula, mas o menos) parcialmente derruido que data de 1441 y que como particularidad contaba con cuatro huecos de su parte superior apuntando a los puntos cardinales. Los historiadores no tiene claro como se dañó: por un lado cuentan que fue un terremoto en el siglo XVI y, por otro lado, que fueron los cañones del rey Taksin en su reconquista de Chiang Mai de manos birmanas. El afamado Phra Kaew (Buda de Esmeralda) estaba situado en el hueco este del ‘chedi‘ en 1475. Hoy día hay una réplica en su lugar y el original se encuentra en Wat Phra Kaew en Bangkok, que veríamos mas adelante. Esta réplica fue financiada por el rey de Tailandia y tallada en 1995 para celebrar el 600 aniversario del ‘chedi’ (según algunos manuscritos) y el 700 aniversario de la ciudad.
 
Templo Wat Chedi Luang  

Cuando fue construido por el rey Saen Muang Ma, se destino a ser el lugar de reposo de las cenizas de su padre, y llego a medir 90 metros de altura, siendo durante más de 500 años el edificio más alto de Chiang Mai.
Ahora tras la restauración, no llega a los 60 metros pero aun sigue siendo imponente e interesante su visita.

El otro gran atractivo de Wat Chedi Luang es el ‘lak meu·ang‘ (pilar de la ciudad, que se cree que alberga deidades guardianas ) consagrado en un pequeño edificio a la izquierda de la entrada principal del templo
En el ‘wí·kâhn‘principal hay un Buda de pie conocido como Phra Chao Attarot, flanqueado por dos discípulos renombrados como “Meditación” y “Misticismo

Impresionantes interiores, con columnas redondas que sostienen un techo alto de color rojo.

 
 En el extremo trasero de los terrenos del templo hay dos nuevas capillas construidas en la última década, algo totalmente inusual en templos históricos como este. Esta diseñado en estilo neo-Lanna con patrones de oro y grandes columnas de madera. La primera capilla contiene una estatua de cera de Ajahn Mun Bhooretado, un antiguo abad de Wat Chedi Luang y uno de los fundadores de la tradición tailandesa de la meditación en la naturaleza. La otra capilla está hecha de palo de rosa y teca y contiene reliquias con incrustaciones de cristal y una figura de cera de Luang Ta Maha Bua, quién recolectó donaciones para comprar reservas de oro para el banco nacional durante la crisis asiática de 1997 y fue discípulo de Ajahn Mun Bhooretado.
Otra cosa curiosa es que se ven muchos perros con los monjes y se dice que no hay templo sin perro, los mismos monjes se encargan de sus cuidados.Fue una tarde muy instructiva.
La ciudad de ...Chiang Rai.
A la mañana siguiente Salimos temprano, nos esperaba un viaje de unas 4 horas hasta Chiang Rai ciudad mas al  norte.


En el camino nos detuvimos en un campamento de elefantes en donde, además de criarlos, los educan. (Animalistas como somos, no queremos pensar en el  como)
En Tailandia los elefantes llevan un "curso" de entrenamiento donde aprenden ciertas habilidades.


Es el animal emblemático de Tailandia y ha pasado de ser bestia de carga a atracción turística. Realizar un curso de entrenamiento de elefantes o aprender el oficio de mahout (adiestradores de elefantes) es una experiencia que cada vez eligen más viajeros que aman la naturaleza. A los elefantes se los alimenta, se los baña y se recorre montado en su lomo  la espesura de la selva.


Y nos llegó la hora de…! montar en elefante!

 La verdad es que cómodo, cómodo, no era,  cuando el elefante bajaba alguna cuesta daba la impresión de que te ibas a escurrir del asiento.

Después de cruzar por el rió que posteriormente   bajaríamos en balsa de bambú,  penetramos por toda la selva disfrutando  del frescor del lugar.
 
Después de unas horas de paseo, dejamos a nuestro amigo el elefante y  montamos  en una carreta de Bueyes.   Bordeando  campos de arroz  donde trabajaban los campesinos,   nos   trasladamos  a otro campamento de elefantes donde vimos  la exhibición en el campo de entrenamiento.
 La gente se va agolpando para verlos realizar  sus habilidades, y desde luego que te pueden sorprender de todo aquello  que saben hacer (o que les obligan a hacer) desde jugar al baloncesto, fútbol, pintar con brocha bonitos lienzos, hacer acrobacias, bailar  y pruebas de fuerza etc.

 Terminado el  espectáculo de los elefantes, tenemos que bajar el Río Tae Taman en balsas de bambú. Durante el recorrido pudimos comprobar como la corriente arrastraba  suavemente  la balsa con los pasajeros, y fuimos  viendo distintas tribus a lo largo del camino y sus poblados.
Las risas de los niños chapoteando en el agua nos llegaba  desde la orilla,  el vuelo de  las libélulas y mariposas  nos sobrevolaba,  y de vez en cuando algún grupo de elefantes que atravesaba  el río  saludaba  con la trompa.

 
A continuación llegamos  al Jardín de las Orquídeas, EXPECTACULAR, a la entrada nos regalaron una bonita Orquídea, vimos  la instalación  y  pudimos  perdernos  en la inmensidad de esta plantación. En Tailandia  florecen 30.000 clases de orquídeas.

Vimos como las cultivan, la forma de regarlas, podarlas etc.
Las fotos que pudimos sacar son impresionantes, hay muchas, de diversos  colores y tamaño, allí  mismo, en este Jardín, esta  el restaurante,  una comida tailandesa muy rica, tipo Buffet.  Rodeados de tantas orquídeas  y en ese lugar tan bonito, sencillamente, perfecto.

Durante la comida cayo un fuerte chaparrón así que terminamos la visita en el  jardín cubierto lleno  de cachivaches antiguos  que este restaurante posee a modo de museo.

De regreso a Chiang Rai paramos en  un  curioso lugar, un geiser expulsa agua muy caliente, en  algún lugar mas de 70º, y los lugareños aprovechan el calor  del agua  para meter los pies  y cocer unos huevos en unas cestitas de mimbre. A  modo de piscinas es como un SPA . El lugar esta lleno de divinidades tanto chinas como thais.
Al caer la tarde llegamos a Chiang Rai, el hotel   Wiang inn esta en el mismo centro. Una ducha,  y a la calle  a cenar.
La cuidad esta muy animada, los monjes budistas  sonríen cada vez que los cruzas, y las bocinas de las motos aturden hasta que te acostumbras.
Curioseando por sus calles nos sorprendió  El reloj mágico de Chiang Rai.
 

¡Luces  colores y música pegadiza! Durante casi 5 minutos el reloj va cobrando vida y cambiando de color al ritmo de la música. Como si fuera la melodía del flautista de Hamelín la gente empiezan a salir . Chiang Rai se despierta al ritmo de su reloj mágico. Las mesas de artesanía y camisetas del  Night Bazaar “están listas para ser compradas por curiosos turistas. Tic-tac, tic-tac, las agujas se alinean, ya son las siete en punto y sin saberlo… ¡empieza el show!

La Torre del Reloj de Chiang Rai no es más que eso, una torre, que al estar en un cruce de dos calles también  hace función de rotonda. Fue  construido por el mismo creador del templo blanco del que veríamos más adelante. 
Cerca del hotel, los  escenarios están listos con sus bailarinas de danzas tradicionales y los músicos con sus instrumentos tailandeses. Enfrente de ellos hay una inmensa plaza con puestos de distinto tipo de comidas. Comida tailandesa, comida japonesa, shawarmas, sopas, pescados y marisco que te cocinan al momento en las mini barbacoas de estos simpáticos “tenderetes”.

      Viaje en el túnel del tiempo:


Chian Rai  bajo mi punto de vista, solo merece la pena la excursión para  visitar el Templo Blanco y  continuar el camino hacia el  Triangulo de Oro de gran belleza; donde la perspectiva desde cualquier  mirador del cauce del río Ruak, es bellísima.
Con la imaginación aún se puede ver la mercancía que no hace mucho llevaban las barcas que van y vienen constantemente entre las dos orillas.

Por eso, a la mañana siguiente nos desplazamos hasta la vecina provincia de Chiang Rai en este  llamado Triángulo de Oro (Golden Triangle), es  el punto de coincidencia en el río Mekong, de las fronteras de Tailandia, Laos y Myanmar (antigua Birmania).
Esta zona se ha considerado poco segura debido al tráfico de droga, aunque ahora se ha convertido en un punto turístico. De hecho, los cerros han sido reforestados y las tribus han cambiado el cultivo de amapolas por otro tipo de cultivos.

Tribus de Los Yao, y los Akha.

Son fáciles de visitar, basta acercarse a Mae Hong Son y contratar excursiones con guías expertos en las agencias especializadas. Se calcula que integran una población de 500.000 individuos, entre los que el gobierno tailandés reconoce seis grandes grupos principales. Hasta hace pocos años estas tribus vivían de la cultura del opio, el cual consumían además de producirlo. Tan fuerte era su dependencia que hubo que hacerle frente mediante programas de integración.
Nos subimos en unos carricoches que no me inspiraron mucha confianza, están semi abiertos y son muy curiosos y divertidos.  Fuimos subiendo por las montañas acompañados por  una fina lluvia que daba brillo a la selva.
Entre campos verdes, ríos y  camino de tierra  envueltos en bruma y barro, nos acercamos hasta el poblado. Dejamos los  supuestos  “Jeeps” a las afueras y ya desde allí fuimos caminando. El lugar es precioso: todo verde, con animales sueltos y riachuelos.
Llegar y ver a las mujeres y los niños fue impresionante.


Cada mujer vestía su traje típico, al tiempo que tejía, manejaba un telar, o hacía un collar o un muñeco de tela.Los Yao son Originarios de China meridional, se asentaron a principios del siglo XIX, donde se calcula que viven cerca de 30.000. El traje tradicional consta de un turbante negro bulboso y pantalones amplios ricamente bordados. Son adeptos al taoísmo.

 
Un poco más lejos en las montañas, visitamos los  Akha tribu que se instalo  hace poco más de cien años. Son la tribu más pobre a pesar de su exótico aspecto. Se distinguen por la vistosa vestimenta de las mujeres, con su blusón negro, falda y pantalón adornados con vivos bordados y un tocado con adornos de plata.

 El exotismo de las mujeres objeto…


Llegado ha este punto de mi relato, he de reconocer que no visitamos Los Kayah, o los Padaung pueblo de las mujeres jirafas, debido a su tristemente célebre tradición de colocar aros en las articulaciones y el cuello de las niñas nacidas en miércoles de luna llena.

La razon ?...

Se trata de una minoría tibeto-birmana, cuyo núcleo principal reside en  Birmania, pero que, desde los años 1990, debido al conflicto con el régimen militar, comenzaron a atravesar la frontera para asentarse en Tailandia. El gobierno de  Birmania quiso acabar con la costumbre de los anillos de bronce que van alargando muy llamativamente los cuellos de las mujeres, pero desde el mismo momento en que llegaron a Tailandia comenzaron a recibir la atención de los turistas, razón por la cual es prácticamente una obligación para ellas  continuar esa tradición por muy molesta que sea. El gobierno tailandés facilita a las agencias turísticas la inclusión de sus poblados en sus programas y recorridos.

 De hecho, algunos investigadores consideran que la principal razón por la que se mantiene la costumbre de los aros cervicales de bronce es, precisamente, la fuente de ingresos que representa para el grupo y la zona.

Finalmente son  una de  las principales atracciones turísticas, que como las Yao o las Akha son un objeto más de su exótico mercadillo artesanal.  Aquellos que más miradas, fotos y atracción suscitan.


“Estas tres Fotos no son nuestras   son sacadas de Internet”

Pertenecientes a la tribu Karen, siguen aun la antigua tradición,  la cual consiste en mantener el cuello alargado lo más posible. En realidad no es el cuello el que se alarga, anatómicamente no es posible, de hecho lo que causa ese efecto es una deformación en la columna producida debido a la cantidad de años, que las mujeres deben de soportar los pesados anillos alrededor de sus cuellos. Durante un tiempo se creía que las mujeres usaban anillos alrededor del cuello para defenderse del ataque de tigres, ya que normalmente el tigre siempre busca morder a su presa por el cuello, sin embargo ellas mismas han desmentido ese rumor, asegurando que es simplemente una tradición y un honor en su tribu ser una mujer jirafa. Esto era en el pasado.

Hoy en el siglo XXI, es un pueblo esclavizado, donde los hombres no trabajan, si no que viven como proxenetas, ya que mientras sus mujeres son expuestas a los turistas ellos viven de las comisiones que les dan los tours. Los turistas (ignorantes de todo lo que hay detrás), les encanta fotografiarse con ellas.
Visitar aldeas de esta etnia, supone un dilema moral para muchos viajeros. También para nosotros lo fue, sin ninguna duda.
 Desde allí, fuimos hacia el Triangulo de Oro.


 
la House of Opium

Un pequeño museo, la House of Opium, en Sop Ruak, nos documenta sobre la cultura del opio. Se trata de un museo, de gestión privada, bastante más pequeño y más serio que el Salón del Opio. Dispone de un montón de parafernalias e información sobre el proceso de producción del opio, desde el principio hasta el final.

 Este fascinante museo, de la experiencia interactive, te lleva a un viaje muy informativo a través de la historia del opio . Hace  5.000 años, cuando el opio fue usado principalmente para fines medicinales,

 Caminabamos  a través de exposiciones que detalla su historia a las trágicas consecuencias del uso recreativo de hoy. Aprendiendo muchos hechos nuevos e interesantes a medida que nos moviamos  por todo el museo (por ejemplo, que el firmante de la Declaración de Independencia estadounidense, Benjamin Franklin, era adicto al opio para controlar el dolor

A la salida del museo, a la izquierda  el Wat Phrata Phukao es otro templo importante para no perderse, por su impresionante escalera en forma de serpiente.


Otra parada obligatoria es Chiang Saen, para contemplar el templo del Gran Buda Dorado (Wat Phrata Pha-Ngao)  en un barco, rodeado de estatuas de elefantes donde se puede trepar, altares elaborados para la familia real, y media docena de señales que indican que sí, que realmente este es el Triángulo de Oro

 Me hubiera gustado  quedarme hasta la caída del sol para observar la vida de los lugareños, sentados a ras de suelo en las mesas bajas de los chiringuitos situados a lo largo de la ribera del Mekong. Entrañables escenas de familia… este es un lugar de gran belleza natural, solo igualada por la enorme diversidad etnográfica que reúne un auténtico mosaico de culturas.

 Pero llueve, y solo  el cielo gris y los budas gigantes se reflejan en los charcos.

 Poco después fuimos a comer en un restaurante entre la selva, repleto de plantas tropicales y pájaros,  así que uno tras otro haciendo cola y risas  fuimos sirviéndonos una deliciosa comida thai. Las nubes habían desaparecido y un calor de justicia caía  en este oasis.
Al finalizar  nos desplazamos al pueblo de  Mae Sai,  para pasar por el puente fronterizo que separa  Birmania de Tailandia, y llegar al  pueblo de Tachileik en Birmania. el destino esta descrito en el post abajo en el link.
 
 Birmania en este mismo blog.

A la mañana siguiente teníamos previsto  visitar el parque arqueológico de Sukhotai. Peroantes una parada al templo blanco Wat Rong Khun   nos dejo deslumbrados...


Wat Rong Khun: el templo blanco.
  
El Templo Blanco Wat Rong Khun y la Casa Negra Ban Daam Museum son el Ying y el Yang de la arquitectura de Chiang Rai. El primero, claro, contemporáneo y diferente a cualquier templo ya visitado. El segundo, oscuro, bizarro y lleno de contrastes artísticos y decorativos. Ambos considerados como joyas artísticas relevantes, ligan el concepto de cielo e infierno de una manera moderna, sorprendente y singular. Es un templo budista e hinduista. Su construcción comenzó en el año 1997, se encuentra a pocos kilómetros al sur de Chiang Rai.
 
 

Wat Rong Khun es obra de Chalermchai Kositpipat, un artista local de reconocido prestigio en Tailandia, de esos que nunca has oído hablar y cuando investigas un poco, te culpas por ello. Es uno de los templos más singulares de toda la nación. La estructura del mismo obliga a todo los visitantes “a pasar por el infierno”, representado por cientos de manos que quieren huir o arrastrarte hacia la oscuridad con ellas antes de llegar al cielo (donde se encuentra la zona de rezo).
Manos ante los guardianes del Paraíso, símbolo del sufrimiento de la vida antes de ir al Cielo, almas del infierno  intentando  escapar de él.

Su color de porcelana  lo da la combinación del color blanco de sus paredes y de un montón de incrustaciones de pequeños espejos.

 


 

Su interior no es menos interesante que los acabados exteriores, las paredes de la sala principal que albergan una figura de buda sentado gozando de la paz de la iluminación, mientras que las paredes tiene dibujos de spiderman, el ex presidente americano George Bush y Bin Laden montados en cohete, Godzilla, deportistas famosos, e incluso las torres gemelas de Nueva York en llamas   ardiendo y siendo devoradas por serpientes que son mangueras de petróleo.  
Están pintadas a mano, son los dibujos más surrealistas  que vimos.
Todos los dibujos  fueron decorados con oro.
En una de las otras salas, el suelo tiene cuatro tipos de animales representando el mundo, el agua, el viento y el fuego. El elefante representa el mundo; el Naga (serpiente) el agua; el cisne el viento y el león el fuego.
  
Para acceder al edificio del Templo, se debe cruzar un puente  recubierto por escamas de serpiente, esta custodiado  por dos guardianes armados con dagas que protegen la entrada a un supuesto cielo, simbólicamente representa  el puente que tuvo que cruzar Buda para predicar su dogma por primera vez. El pequeño semicírculo delante del puente representa a los humanos en el mundo. El círculo grande es la boca de Rahu, un ángel que tenía el cuerpo negro que ahora es el símbolo de la noche del miércoles
El peculiar estilo del autor llega incluso a los baños laterales de color dorado que merecen ser fotografiados. Si hasta parecía otro templo!

 
También los árboles no se salvan de él y tienen colgadas las cabezas blancas cortadas de los pecadores que han ido al infierno. El "Alíen" de Predador emerge de la hierba como un monstruo demoníaco. Son innumerables las figuras y dibujos que representan mitos icónicos de la cultura occidental.
 Hay  árboles  de los deseos  repletos de súplicas, se coloca un corazón colgante de aluminio, donde están escritos nuestros nombres y "un deseo", son muchos los árboles de los deseos que hay en los alrededores del Wat. El templo se financia, entre otras aportaciones, por la venta de estos objetos y lo recaudado en los pozos de los deseos donde los turistas arrojan monedas.

El color blanco significa la pureza en el budismo, el cristal significa la sabiduría de Buda como la "luz que brilla en el mundo y el universo.



Continuamos nuestro viaje, atravesando campos de arroz  y de tapioca y fuimos a comer en un precioso restaurante lleno de plantas, pájaros y deliciosos zumos naturales de piña adornados con orquídea. Hacia muchísimo calor, la humedad era muy alta y unos grandes ventiladores estratégicamente colgados de los árboles daban al ambiente una suave brisa.  Después de un agradable descanso retomamos viaje.
 
 
Fuimos adentrándonos por el centro del país .El calor era aplastante y bajo un cielo  dorado  y brumoso de atardecer, antes nuestros ojos se fue descubriendo la legendaria cuidad  de Sukhothai.

Esta ciudad de la que ahora solo quedan sus ruinas es la madre de la Tailandia actual. Un periodo dorado donde se constituyo los inicios de esta nación durante los siglos XIII y XIV, un reino que resistió a esos tempestuosos tiempos de conquistas y batallas durante más de 200 años bajo la dirección de 9 reyes, donde se forjó y predominó el budismo frente a otras religiones, el alfabeto y el idioma que se emplea hasta hoy .De aquí se han recuperado las muestras de arte y literatura thai más antiguas halladas hasta ahora, y se han nombrado esos gloriosos días como la edad de oro de Tailandia.



Fiel a la tradición hindú, la arquitectura religiosa jemer se caracteriza por su planta en forma de mándala, representación simbólica del cosmos cuyo centro es el monte Meru  residencia de los dioses.
Las torres santuarios, en forma de mazorca, decorada con un encaje de motivos esculpidos  es fantástica.
 
 
El Parque Histórico de Sukhothai es un lugar donde aún se mantienen las ruinas de cientos de templos y estupas,   rodeados de un paraje natural que invita a quitarte las chanclas-zapatos y descansar sobre el césped en algunos rincones con sombra a escuchar el silencio.
 
 
Lo que más me impresionó son las enormes estatuas de piedra de budas, sentados  y escondidos en los templos que resisten el paso de los años, son los únicos supervivientes de este antiguo reino.¿ me pregunto cómo  seria  esa ciudad envuelta con sus murallas?  Kilómetros cuadrados de templos dicen, surcados de una magia que sólo persiste en unos pocos puntos del planeta.



 
El atardecer  se hace mágica en los templos de Khmer, donde  las piedras se encienden al llegar el ocaso y uno siente que aun  puede bañarse en la majestuosidad del pasado.


Desde los pies del maestro, vimos  el fuego de la iluminación en la cabeza de Buda y sus enormes manos en posición de victoria sobre el deseo; la izquierda, sobre las piernas en loto y con la palma hacia arriba; la derecha, sobre su rodilla.

Estos  templos seguían aquí, después de casi ocho siglos.
 Envuelta por el silencio sentí esa fisura oculta del tiempo que parece tragarse momentos, personas y cosas de un lejano pasado, pero que en la magia de este lugar resurgen como lava cuando uno los contempla  y comprueba que existieron para otros a pesar de nuestra ausencia.
Nos encontramos con una estatuta del bueno de Ramkhamhaeng, con su vestido tradicional y me gustó que en sus manos no tuviera ninguna arma de guerra sino un manuscrito en una mano y una pluma en la otra.
 
 
Fue muy agradable pasear por entre los antiguos templos y sus enormes budas, ya que estaba muy tranquilo debido a la poca afluencia de turistas. El parque arqueológico es muy amplio,  es agradable y  muy tranquilo de visitar, se puede hacer  en un recorrido en bici  o en  tuk-tuk. 
Seguimos viaje hacia el sur dejando atrás las   ruinas de Sukhothai  bañadas por los últimos rayos de sol  y ya  empieza a rondarme la nostalgia sin arrimarse del todo. Pusimos rumbo a Phitsanulok para ver el templo Wat Phra Sri Rattana Mahatat donde se halla el Buda de oro.
En el cielo, el sol cae y la luna pega un salto para quedarse estática encima de las pagodas e iluminar  los budas.

Ya de noche llegamos a la cuidad.



                             Phitsanulok   
A pesar de no ser la ciudad más bella del mundo, acoge a Phra Buddha Chinnarata, considerada como la estatua más bonita de Buda y una de las más veneradas de toda Tailandia. Solo estabamos de paso ,por lo que la ciudad no pudimos verla.
No obstante el templo me parecio digno de visitar ,profusamente decorado  y mucho mas elegante en comparacion con los templos  de estilo Lanna visitados hasta ese momento.
 
 
 El buda de Phitsanulok   es del siglo XIV fundido en bronce y recubierta de una capa de oro,es un ejemplo supremo del arte del finales de Sukhotai.
Tiene las articulaciones en forma de cuña, pelo muy rizado del floron en forma de llama. habitos diafanos ,todos los dedos tienen las misma longitud  y sobre todo la aureola en forma de llama alrededor de este buda  que termina con cabezas de nagas, es única .
Era ya muy de noche cuando nos llevaron al hotel Topland ,esta en una calle solitaria que no invita al paseo nocturno , así que la cena la  hicimos  en la ultima planta del  súper mercado que comunica con una puerta del hotel.

Cena, ducha y a dormir, hay que reponer fuerzas, aun queda mucho viaje.


 
Lopburi… La Ciudad de los Monos.
 Hay una pequeña ciudad llamada Lopburi que, según narra un poema épico fue fundada por el dios-simio Hanuman. Uno de los monumentos  de influencia camboyana más importantes de la localidad es el templo de Prang Sam Yot,  templo de la dinastía Kher, al más puro estilo Angkor.
 
 
Construido en el siglo X durante el Imperio Jemer siguiendo los cánones hindúes, aunque luego la implantación del budismo en el país hizo sustituir a la trinidad Brahma-Shiva-Vishnú por Buda. Pues bien, este edificio está habitado por lo que la tradición identifica como descendientes de Hanuman: cerca de 3.000 macacos que viven a cuerpo de rey y protagonizan toda clase de travesuras por la ciudad. Visitando los templos estos pequeños peludines te observan a través de los barrotes, cosa que te hace sentir un poco como en una jaula.
 
 Se dice que los monos protegen el templo de los malos espíritus con su presencia, de ahí que todo el mundo se anime a colaborar pues alimentarlos trae suerte. Ello no es óbice para tener que proteger las ventanas de las viviendas con barrotes para evitar sus incursiones, ya que acampan a sus anchas por toda la ciudad, o advertir a los ingenuos turistas que comparezcan con sus objetos personales a buen recaudo, que por mucho que desciendan de un dios no dejan de ser traviesos y curiosos y se suben por encima de ellos en busca de botín. Ellos son los reyes del lugar y no hay nadie que pueda arrebatarles el poder.


 
Siempre me han impactado los primeros planos de primates, los detalles de su cara y profundidad de sus ojos. Es inevitable preguntarse que pensarán, como será su conciencia, si muy lejana o cercana a la nuestra.
 
En cuanto pisamos el templo, llegaron a tropel, nos observaban y ya éramos  pasto  de su curiosidad, la verdad es que me parecieron unos animalitos simpáticos y muy pillines. Los tenía enganchados al pantalón y en la cabeza al minuto siguiente, una hora muy divertida.
Y continuamos ruta hacia Ayutthaya.



El maravilloso país de Siam, no solo tiene islas en el mar, sino que también se puede encontrar alguna en tierra firme, como en el caso de la ciudad de Ayutthaya. Este ciudad rodeada por 3 ríos que la aíslan del territorio en plena llanura central es la antigua capital del país,  orgullo de los thais

Es el Angkor Wat de Tailandia, las ruinas históricas del país que han visto y vivido los principios de la nación y la guerra que acabó con la ciudad  brutalmente devastado por los ejércitos Birmanos y a día de hoy, el estado es ruinoso. Todavía pueden apreciarse las estatuas de buda decapitadas.
 
Hoy es Patrimonio de la humanidad por la UNESCO desde 1991
 

El aura misteriosa que envuelve la ciudad cayendo la noche o a primeras horas de la mañana, son la escena perfecta para fotografiar las siluetas de las ruinas que recortan los primeros o últimos rayos de sol del día. Aquí los antiguos budas de piedra y estupas adornados con telas llamativas, emiten  paz y tranquilidad.
 
 
Las raíces como venas hinchadas llenan el visor de la cámara. No parece haber piedra que no haya sido desplazada, que no cargue sobre sus aristas el peso de un árbol, de un gigante.  Cualquier movimiento dentro del recinto es lento, se camina por un escenario derrumbado, entre  relieves de bailarinas o diosas, irrumpiendo en la penumbra de las piedras y en corredores infinitos que guardan la alquimia del silencio.
 En este atardecer, sorprendes  la brisa jugando con la túnica suelta de un monje venido de otro santuario,  aplicando pan de oro a un Buda del Wat Si Chum, en la antigua capital tai.
 
 
Ayutthaya  es un Hércules vencido que aún respira, sin prestar atención al paso insaciable de la Naturaleza o la Historia breve de los hombres. Entre los monumentos más destacados está El Buda entre raíces. Cuenta la leyenda que al ser decapitada la estatua de Buda en la toma y saqueo de la ciudad por los birmanos, el árbol que ahora la sustenta protegió con sus raíces la cabeza, y esta ha crecido con él los últimos 250 años.
 
Buscamos el árbol de la iluminación que cubre con abrazos la cabeza de Buda.

 Entre las ruinas,  la verdadera magnitud  quedó sumergida bajo la piedra tras la guerra con Birmania que destruyó la ciudad, pero no su grandeza.


 Es muy tarde cuando fuimos trasladados en pequeñas lanchas a motor a una velocidad interesante,  al hotel  RESOTEL  situado  a orillas del río Kwai.


Este complejo rodeado de bosques tropicales y montañas esta absolutamente aislado en la jungla y solo podemos acceder mediante canoas. Necesite grandes cantidades de repelente de mosquitos pese al  gran número de ranas que deben estar colaborando con la caza de bichos. Se oyen   ruidos nocturnos  desde la terraza del comedor del hotel, cantos de zancudos, ranas etc. Y nos dormimos  escuchando ese murmullo toda la noche. El hotel es como otro poblado perfectamente integrado en el paisaje, sencillo pero espectacular.

 Kanchanaburi 
“ Dedicado a mi hermano Phillippe”
 
 
A la mañana siguiente después de un magnifico desayuno montamos  sobre unas lanchas que alcanzaban una velocidad enorme para ir al encuentro del  famoso puente Sobre el  Rio Kwai. Pero antes, teníamos prevista la visita al  Hellfire Pass “El paso del infierno”  lo que se conoce o  lo que queda de esa línea de tren como el Ferrocarril de la Muerte. De esta historia nació la famosa película El puente sobre el río kwai (1957), cuya melodía conoce todo el mundo
Kantchanaburi  es una provincia de Tailandia cuya capital se encuentra a unos 190 Km. de Bangkok. Se caracteriza por sus bonitos y frondosos paisajes que albergan entre otras cosas, un lugar que recoge la historia que vivió este país durante la IIª Guerra Mundial, reflejado en el Museo que hay en Kanchanaburi , en el Puente sobre el Rió Kwai,  en la Vía del Tren conocida como “Vía de la Muerte” y en el llamado Paso del Infierno.
 


No recuerdo el tiempo que nos llevo Llegar  a Chong Kao Kad “El paso del infierno” pero si que   bajamos por unas largas escaleras de madera que no parecían querer terminar de descender  entre la jungla  hasta llegar al paso.
El  Hellfire Pass es el más profundo de los cortes realizados por los prisioneros de la Segunda Guerra Mundial para construir la complicada línea ferroviaria Tailandia – Birmania, que pretendía  ser  una conexión más segura que la marítima para transportar armamento hacia Birmania.


Para construir los 700 Km. de esa dificultosa línea de tren que debía pasar por el medio de una selva poco explorada y muy cerrada, los japoneses usaron prisioneros de guerra aliados.

Se calcula que unos 180.000 trabajadores asiáticos y 60.000 prisioneros aliados trabajaron en la construcción de esa línea de ferrocarril en unas condiciones pésimas e inhumanas hasta su extenuación. Había dos grupos, uno que trabajaba desde Birmania y otro que lo hacía desde Tailandia.

 Unos 90.000 trabajadores asiáticos y unos 16.000 prisioneros aliados murieron durante el año y medio que duró la construcción y que fueron enterrados a lo largo de la vía.
El principal campo de concentración del grupo de trabajadores en Tailandia estaba aquí, en Kanchanaburi.
 

El trazado de la línea se presumía complicado por ser un terreno muy accidentado en mitad de esa frondosa selva, y los obligaron a trabajar en condiciones infrahumanas hasta su muerte. En abril de 1943 comenzaron a perforar el Konyu Cutting de 73 metros de largo y 25 de profundidad que los prisioneros  llamaron,  Hellfire Pass, por ser el corte más profundo en la montaña y en el que más personas perdieron la vida. No se les permitía descansar bajo ningún concepto. Por la noche, iluminados por lámparas de gasoil las sombras de los guardias japoneses les aterrorizaban.

Se podría decir que excavaron la montaña a mano para que pasara el tren, con unas herramientas escasas y en unas condiciones penosas.  El museo nos explica la tortura que supuso abrir este paso, no cuesta imaginar el sufrimiento cuando bajas allí y te imaginas el colosal trabajo que debió suponer abrirse paso en la naturaleza de esa manera. Y con el calor que hace por esas latitudes. Actualmente las vías cortadas en ese tramo sirven como memorial de todos los que perdieron la vida allí.

Pero aún hay tramos de este diabólico  ferrocarril que siguen activos,  y ese fue nuestro siguiente objetivo, tomamos pequeñas lanchas y  nos dirigimos  a la estación de Kanchanaburi para montarnos en el tren en su paso más espectacular.

El famoso  Puente Sobre el  Rio Kwai.



En lo que a la parte de Historia se refiere en la construcción de este puente, murieron miles de  soldados  que trabajaban por turnos día y noche, con el cuerpo totalmente sumergido en el agua, estaban expuestos por tanto a todo tipo de  enfermedades. Su alimentación era muy básica y en una zona infectada de mosquitos y otros insectos. El cuerpo atormentado por la disentería y cubiertos de llagas supurantes.
Ahora aquí  se encuentra la réplica de este  famoso y digo réplica porque el original fue volado poco después  por los aliados durante la IIª Guerra Mundial.
Del puente de madera solo quedaron las pilastras.
 
 
Fue emocionante  pasar bajo este puente  y desde el muelle  imaginarte  aquel infierno.Hacía un calor pegajoso, y bajo ese sol abrasador caminamos por el puente. Es emotivo  atravesarlo   y tatarear  la famosa melodía  conocida por todos, la música de la película “ del Puente Sobre el  Rio Kwai” cada turista  la silbaba a su estilo, es la marcha del Coronel Bojey, la cual gano también un oscar por su banda sonora.



 El tren se iba acercando poco a poco con su sonar de silbato, para que todo los visitantes que había en ese momento en el puente ocupáramos los sitio que hay para resguardarse. La estación esta a dos pasos. Subimos al tren que es de tercera clase y una  vez a medio puente, el tren activo su  silbato de salida para que todos lo vieran pasar  y así fue.

 


  Hicimos  un recorrido de algo más de una hora atravesando campos de cultivo jungla y montañas. Las vías se hicieron siempre sobre la jungla para evitar que los detectaran los bombarderos americanos,  en algunos tramos las vías parecen colgar de los precipicios apenas sostenidas por vigas de hierro clavadas de las paredes de los acantilados.
Los ventiladores no funcionaban  pero como siempre las ventanas y puertas abiertas hicieron  que circulase  el aire y el trayecto resultara  entretenido.

Llegados a la  estación de Tamkrase descendimos  para  ir a comer en un bonito restaurante con vista al rio  Kwai. Una hora después volvimos a tomar el autocar para ir a visitar el Museo JEATH y el cementerio museo donde pudimos  ver las herramientas  de la construcción del puente , ropas , utensilios de época ,  fotografías , antiguos cascos de guerra  , armamento , y las cabañas donde se alojaban los prisioneros. Es una interesante exposición me gusto en particular artículos de prensa, imágenes y dibujos realizados en secreto, en pedazos de papel higiénico robados o en cualquier material que pudieran utilizar y donde se describe la vida extrema de los presos y las torturas que padecieron.

 Estos dibujos son de Leo Rawlings, artillero del 137th Field Regiment R.A. (Real Artillería británica) y que fue apresado tras la rendición británica en Singapur, tras lo cual fue enviado junto con 61.000 camaradas de la Commonwealth al valle del río Khwae Noi para construir el famoso puente del ferrocarril. Poner cualquier cosa en papel, incluso un diario, se castigaba con la pena de muerte, él dibujaba a la luz de una lámpara y durante el día escondía sus dibujos debajo de una litera. Mezclando los colores de la savia de diferentes plantas de la jungla y fabricando pinceles con mechones de su propio pelo, mostró las vicisitudes de los prisioneros en manos de los japoneses.


Nos fuimos al cementerio de la guerra. Impresiona, pero no solo por la cantidad de lapidas que hay, sino por lo que significa. Aquí están enterrados o conmemorados los fallecidos en la Segunda Guerra mundial construyendo un ferrocarril. En memoria de todos ellos se construyó este cementerio.

Cerca del anochecer llegamos a Bangkok.

 
Bangkok
Bangkok es una  ciudad absorbente que no deja indiferente. Vibrante. Explosiva. Una sobredosis cognitiva excitante que te despierta con un bullicio altamente congestionado.Cuando cae la noche las luces se enciende y todo parece perfecto.

Nos llevaron al hotel Naral. Este hotel está muy bien situado, en la calle Silom, cerca del mercado nocturno de patong. La calle es comercial con restaurantes,  galerías de arte,  preciosas esculturas en bronce  y  un templo hindú de bellos colores. Es uno de los poco templos hindúes en la ciudad, era espectacular, absolutamente todo esta lleno de detalles, cada esquina, cada recoveco de la pared, sencillamente increíble.


Por la mañana un autocar nos traslada al centro donde se empieza la visita.
Tráfico, vallas publicitarias enormes,  contraste de riqueza y pobreza, y la inevitable contaminación.
las calles, abarrotadas de tráfico, camionetas,  "tuc-tucs", taxis de todos los colores , coches, transeúntes, bochorno, el olores conocidos y desconocidos de las comidas y las especias de los múltiples tenderetes de comida que hay en plena calle.
Desorden, el peligro al cruzar las calles, guardias de tráfico que sortean los vehículos para que no les atropellen. Con sabiduría oriental, los autos no protestan a bocinazos.

 
Barrenderos con mascarillas para huir de la contaminación, Caos de cables telefónicos por todas las fachadas, humedad, calor sofocante, edificios muy altos en contraste con barracas, sus maravillosos templos, tiendas o factorías donde se fabrican budas …Caos.
Pero te das cuenta que dentro de ese caos hay orden: Mercado de flores, mercados nocturnos, centro de oficinas, zona de edificios administrativos, parque, calles limpias, transporte, metro.

En Bangkok lo antiguo y tradicional están en armonía con la vanguardia más absoluta. Los templos budistas conviven con los bares en rascacielos y los restaurantes de diseño, los mercados flotantes con los centros comerciales ultramodernos y las técnicas ancestrales con una vida nocturna casi legendaria.
En cuanto a los edificion como el imponente Gran Palacio, nos da una idea de la esplendorosa arquitectura tailandesa, el gran buda gigante yace sereno en Wat Pho, la peculiar Kao San Road alberga al gueto más turístico de Bangkok, en el wat Traimit reina el buda mas caro del mundo con sus 5.5 toneladas de peso en oro mazizo, el templo de mármol  ciega  al sol de medio dia   y escalar el piramidal Wat Arun te acercará un poquito más a los cielos desde su prang central.


Wat Benchamabophit o Templo de Mármol

Construido en el siglo XIX, destaca por la influencia europea en su arquitectura. La traducción literal es Templo del quinto Rey situado cerca del Palacio de Dusit, aunque es conocido como el templo de mármol por estar revestido con mármol  de Carrara traído de Italia siendo uno de los templos más bellos de Bangkok.


Es un complejo que comprende varios edificios, salones, pabellones, campanarios, jardines. El altar con la imagen de Buda es uno de los más bellos de Tailandia. Las cenizas del rey Chulalongkorn se encuentran enterradas bajo la estatua. Su patio interior alberga una recopilación de 52 estatuas de buda, entre los que destaca el Buda Phra Buddhajinaraja de estilo Sukhothai.

                                                Wat Pho (Buda Reclinado)
Este templo es especialmente conocido por tener en su interior al gran Buda Reclinado que, con sus 46 metros de largo y 15 metros de altura, es la estatua de Buda reclinado más grande de Tailandia. Toda la estatua está recubierta de pan de oro.
 Construido en el siglo XVI por Rama I, es uno de los templos más antiguos de Bangkok y esta muy cerca del palacio real.
Se divide en dos partes: la zona donde habitan los monjes y la de las construcciones religiosas.

Resulta más espectacular en vivo y en directo que en cifras e imágenes. Sorprende ver como la estatua encaja casi milimétricamente en el templo en el que se encuentra. Apenas hay sitio para los dos pasillos por donde se le rodea caminando.
En la parte trasera del templo vemos decenas de recipientes y en una mesa cercana encontramos urnas con monedas. Representa la tradición budista de repartir limosna. Si queremos realizarla, podemos coger una de las urnas e ir echando las monedas en los distintos cuencos.
Dentro del recinto del Wat Pho se encuentra el centro para la enseñanza y conservación de la medicina tailandesa tradicional. Estos cursos también incluyen técnicas de masajes, por lo que si queremos, podremos disfrutar de masajes a precios económicos.


Gran Palacio y el  Wat Phra Kaew (Templo del Buda Esmeralda).

El amarillo en Tailandia es un color que demuestra el fervor a la familia real, en Tailandia todos son absolutamente monárquicos...
El palacio real contrasta con el entorno. Limpio, amplio... Brillante. Y eso que el distrito Phra Nakhon, es uno de los más "cuidados" de Bangkok.


Se dice del Palacio Real que es el palacio más bello de oriente, el recinto consta de varios edificios. Hay nueve torres, el Panteón de los Reyes, Jardines, más templos, todo de una gran riqueza, decorados con colores rojos y dorados, y miles de campanillas que suenan al viento.
Este palacio fue la antigua residencia del Rey y ahora es uno de los monumentos más visitados y venerados de toda Tailandia.
 Ahora está dedicado para el alojamiento a las personalidades que invita el gobierno tailandés, (aquí fueron alojados los Reyes de España en su visita a Tailandia en el año 2006).
 
Ana y el rey …

(historia y fotos reales )
En enero de 1862, el cónsul de Siam (la actual Tailadia) en Singapur fue a visitar a la señora Anna Leonowens, propietaria de una pequeña escuela donde estudiaban los hijos de los oficiales británicos residentes en la isla. La dama escuchó con atención la propuesta del cónsul.
 Al parecer, el Rey Maha Mongkut de Siam estaba buscando una institutriz inglesa que se encargara de la educación de sus hijos y querían saber si ella estaría interesada en aceptar el cargo. Asi es como llego Ana a este fabuloso palacio.
La vida en palacio no fue fácil para esta mujer independiente y de estricta moralidad, que denunció la esclavitud y la vida de las mujeres en el harén. El Rey Mongkut quien, cautivado por su gran personalidad, la convierte en su confidente. Las enseñanzas de Anna Leonowens acerca de la libertad y la dignidad del ser humano calaron hondo en el espíritu del príncipe heredero, Chulalongkorn, quien abolió la esclavitud.
 
 Nos quedamos maravillados por su majestuosidad y opulencia. Aquí está todo hecho para que el visitante se quede con la boca abierta. Y doy fe de que lo han conseguido, y con creces .
Por muchas fotos que veas, por muchos detalles que te muestren o por mucha descripción que te hagan jamás podrás llegar a imaginar ni a acercarte lo más mínimo a lo que es el Gran Palacio de Bangkok. Si te acercas a los edificios o a las esculturas verás que están hechos con piezas tan pequeñas que no puedes imaginar como han hecho para que colocadas así, una a una y cada una de un color puedan llegar a formar tal belleza. Es algo más que fabuloso con el color dorado que brilla con los rayos del sol.
 
Hay infinidad de detalles religiosos o guerreros, decorados, tallados o pintados en todas las paredes y muros: oro, piedras y esmaltes de todos los tonos: azules, oro, plata, verdes, rojos... Si el día acompaña con sol, los reflejos completan la estampa.

Un montón de tejados brillantes en los que predominan los dorados y los rojos, y todo ello salpicado con muchos espejitos. Budas dorados, guerreros, dragones, etc. Todos ellos con formas muy retorcidas excepto los budas que se representan en su habitual posición sentada con las piernas cruzadas.


Dentro del recito también   El Phra Si Ratana  deslumbraba la vista cuando el sol se reflejaba en sus doradas paredes, y las pinturas de la cara interior de los muros que lo protegen, contaban la terrorífica historia de la formación de la región mientras que los guardianes protegen la construcción de los malos espíritus…Todo un monumento a la riqueza y el poder de los monarcas de este país en los últimos dos siglos y medio. Este chedi dorado, está formado por cristalitos muy pequeños. Espectacular !

En el interior del Gran Palacio hay una estupenda muestra del arte tailandés, una estructura rectangular con tejados superpuestos y acabados típicos, decoración profusa con marquetería, nácar, bronce, cristal y figuras alrededor de todo el templo; Este es el  templo budista más importante de Tailandia y el hogar del legendario (y único en el mundo) buda de esmeralda (aunque en realidad es jade) una   pequeña representación de un Buda de unos 45 cm de altura, sentado, hecho con jade verde y vestido con ropajes de oro, un espacio impresionante.

 
De esta gran reliquia (buda esmeralda)  La historia  es cuanto más entretenida de leer. Se dice que fue creado en la India en el 43 a.C. Durante la guerra civil, 300 años después, fue trasladado a Sri Lanka. Posteriormente el rey de Birmania solicitó la presencia del buda esmeralda en su país para así apoyar y potenciar el budismo. En el viaje en barco de vuelta, este se perdió y acabó desembarcando en Camboya, donde permaneció hasta que los tailandeses ocuparon el Templo de Ankor, momento en el que el buda fue trasladado a Ayutthaya.
Tras una serie de peregrinaciones del mismo por este país y su vecino Laos, el buda acabó en este templo en el año 1784.  Inicialmente el buda no tenía estas vestimentas, pero hoy en día tiene tres. El traje se lo cambia el rey con cada cambio de estación (invierno, verano y época de lluvias; marzo, julio y noviembre aproximadamente) en una ceremonia muy especial para los tailandeses.


Impresionante fervor de la religión budista en cuanto a ofrendas que incesantemente dejan en el patio continúo al lugar donde el buda reposa.Desde un montón de huevos, o tomates... (Perfectamente colocados en una cesta), hasta inimaginables kilos de incienso que no cesan de quemarse.
En el interior de este templo no se pueden realizar fotografías, tuvimos que conformarnos con hacerlas desde fuera pero aún así logramos unas  bellas instantáneas.
Al volver al hotel, el almuerzo,  lo realizamos cerca, en un pequeño restaurante  con terraza en la calle donde a pesar de la brisa el calor era agobiante y húmedo.

 Teníamos un obsequio por parte  de la compañía  con la que viajábamos, un vale para un masaje thai.
Así que esa tarde  nos personamos en el establecimiento que teníamos asignado y fue todo una experiencia de lo mas divertida.


Masaje en Bangkok
Según llegamos nos  sentaron  y nos lavaron los pies.  Después nos dieron como un pijama  y seguido pasamos a la sala de masaje, nosotros éramos cuatro.
Yo opte por un masaje de pies, así que fui conducida a otra sala donde me sentaron en un  sofá y un experto procedió con el masaje.
Puedo asegurar que es una autentica pasada te lo hacen desde el ultimo dedo del pie hasta mas arriba de la rodilla, por la columna y los hombros.

Una vez terminado me dieron un té y espere a que mis amigos salieran.
A su  debido tiempo Feli Iñaki y Txomin salieron riendo, me contaron la aventura:

- “Nos tumbamos en el suelo y empezamos a recibir la paliza  que ni te cuento.     Y digo paliza porque eso es lo que fue.
- La señora nos estiraba de una forma que no sabía que se pudiese hacer. Nos pisaba, nos daba pellizcos, se tiraba encima de nosotros hasta doblarnos enteros,  solo el pobre  Iñaki aguataba, paciente, como una masa de  pan lista para hornear. Txomin, en algunos momentos tenía que decirse a sí mismo mentalmente: “soy  un hombre. No puedo lloriquear.” -Y yo tuve suerte porque al menos mi masajista no era un peso pesado.
- A Iñaki  le tocó la hermana mayor, con sus correspondientes kilazos. Y cuando se tiraba encima de el o le pisaba se le oía en la habitación: “joder joder! ” y nos  empezábamos a reír. Pero el hombre tenía razones para quejarse, lo suyo si que era una tortura, aunque hay veces que parece que te van romper,me conto entre risas Felisa.
Al terminar nos encontramos de maravilla, y nos dieron un refresquito y a caminar. Todavía quedaba mucho Bangkok para ver.
Esa la noche salimos a cenar, teníamos pensado  recorrer  buena parte de los garitos de la ciudad.
Tomamos un taxi y en pocos minutos llegamos al mercado nocturno de Patpong



 Mercado nocturno de Patpong 
Es el mercado más conocido y con mayor afluencia de turistas de Bangkok. Es una visita imprescindible.

Llegar a   Patpong  es como llegar a Times Square en Nueva York, pero a estilo tailandés. Una aglomeración de carteles, tiendas, bares, tenderetes,... una explosión de colorido, luces, música   a su más puro estilo.

Está situado en Silom, la zona con más vida nocturna de la ciudad. Podremos encontrar todo tipo de artículos, siendo lo principal las falsificaciones de ropa, calzado. A ambos lados de la calle hay sex shops. También tienen shows de "ping pong".


 Es una calle súper movida, ruidosa, llena de vendedores de todo tipo de cosas y repleta de mochileros. Muchas gente, muchos puestos de comida callejera, muchos puestos de lo que te imagines, todo se vende y todo se regatea!
Hicimos algunas compras de última hora y volvimos caminando hasta el hotel.

Mercado flotante Damnoen Saduak.

Entre los grandes atractivos que nos ofrecía  Tailandia,  hay seguramente un lugar que es obligado para muchos ya que manifiesta la vida cotidiana tradicional del país. Estoy hablando del famoso mercado flotante.
Situado en Bangkok, a una hora del centro de la ciudad  es además la principal característica que buscan los turistas para visitar antes que desaparezca. Es uno de los mercados más grandes y conocidos del mundo y seguramente también de los más curiosos e interesantes. Aquí el color, los sabores y los sonidos se mezclan en armonía. Toda la vida fluye en los canales donde se comercia, se come, se cocina y se intercambian diálogos.
Nos llevan a un mini embarcadero para coger la lancha rápida de proa alta (un trayecto de unos 30 minutos), que nos traslado  por los canales de la zona donde pudimos comprobar cómo viven estas gente del lugar, dedicados a la agricultura para la cual utilizan el agua de los canales para el regadío de las tierras y a la producción de productos artesanos para venderlos en el mercado flotante.
 

Nos encontramos con las barcas gobernadas todas por mujeres cubiertas con sus característicos sombreros de paja. Pudimos  ver como es la compra-venta de fruta, la calidad de las frutas que aquí se venden es inmejorable: mangos, cocos, bananas, pomelos chinos, uvas de Malacca, todos frutos que difícilmente encontremos en otro sitio, al menos con tanta calidad, verduras y comida en general y también bastantes productos para turistas.


Aquí vimos también  las casas tradicionales tailandesas y la forma de vida en torno al agua. Los canales son bastante caóticos, con pequeñas embarcaciones por todos los lados chocando entre ellas. En algunas partes de Thailandia las vías de agua aun son el presente de la vida cotidiana, aunque este mercado es principalmente para turistas. En los canales adyacentes aún se puede ver la autentica vida junto al agua.
De vuelta al hotel para la comida nos paramos a ver el impresionante… Templo Nakhon Pathom .
    

Templo Nakhon Pathom     
Como ya he comentado en alguna ocasión, Tailandia cuenta con miles de templos repartidos por todo el país. Algunos destacan por sus budas de oro macizo, por sus enormes figuras reclinadas o por las inquietantes historias que hay detrás, pero hay un templo que bate record por tener la estupa budista más alta del mundo. Se trata del Phra Phatom Chedi.
Con 127 metros de altura y un diámetro de alrededor de 230 metros la visión desde el principio de las escaleras que dan acceso a esta gigantesca estupa resulta impresionante. Los azulejos que componen el chedi (estupa budista) brillan con la luz del sol y ya desde el principio se puede observar en el frontal una capilla con la imagen de un buda de pie de enormes proporciones, Se tiene constancia del templo desde el siglo IV.

Se trata de Phra Ruang Rodjanarith, un buda dorado con la mano levantada en señal de bendición y perdón al que acuden multitud de seguidores de la provincia y de toda Tailandia para hacer sus ofrendas de incienso y flores de loto.
Otra de las maneras de realizar ofrendas y obtener su bendición es con el pan de oro, unas pequeñas y finísimas láminas que se pegan sobre la figura de buda, en este caso sobre una más pequeña situada en un lugar accesible para todo el mundo que se acerque hasta aquí. Dicen que debes pegar la lámina en la parte del cuerpo que quieres sanar o proteger, es decir, si eres escritor  el lugar donde deberías colocarla son las manos, aun que no lo tengo muy claro si debería ser la cabeza.


CHINATOWN

La última mañana que permanecimos en Tailandia la dedicamos a recorrer algunos lugares que ya habíamos visto en nuestro recorrido por los templos de Bangkok, pero que queríamos ver con más detenimiento. Uno de estos barrios es el colorido  barrio de Chinatown. fue creado por la población china emigrante al instaurarse Bangkok como capital de Tailandia en 1782.  Aunque en Chinatown, como en cualquier barrio chino, predomina el caos, es un barrio muy seguro donde es posible encontrar calles peatonales que nos sirvan para recuperar fuerzas.
En sus calles encontramos puestos de toda índole; los más típicos eran los de ropa y comida, pero vimos incluso tenderetes que nos costo saber cual era su misión. Comerciantes chinos, nepalíes e indios hacen que estas calles estén repletas de vida a cualquier hora del día.
Situado en el modesto barrio de Chinatown, el Wat Traimit sería otro templo más entre tantos y tantos de Bangkok, de no albergar una valiosísima estatua que le ha dado fama mundial: el Buda de Oro
 
           El Wat Traimit
Este Buda consta de 3 metros de altura y pesa aproximadamente 5 toneladas y media y es sin duda, la mayor estatua de oro macizo del mundo.
La historia de su hallazgo es bastante peculiar, puesto que inicialemnte no se sabía que estaba hecha en oro macizo, sino que se pensaba que estaba hecha de yeso.
Allá por los años 30, fue necesario hacer unos trabajos de acondicionamiento en las orillas del río Chao Pharaya, cerca del barrio chino de Bangkok, por lo que era necesario la destrucción de un viejo templo casi abandonado donde se encontraba una estatua de Buda en estuco dorado.
Como era imposible pensar en la destrucción de la estatua, a pesar  de que su apariencia no era mayor cosa, se tomó la decisión de trasladarla a una pagoda de poca importancia en Wat Traimit, que estaba en el barrio chino.
Como el templo en sí mismo no tenía capacidad para recibirla, la dejaron a la intemperie y le construyeron un simple techo de chapa y así estuvo 20 años, hasta 1955 en donde los monjes encontraron que debían construir un nuevo edificio y de pasada, hacer un lugar para albergar la estatua.
La grúa que estaba encargada de su desplazamiento se descompuso y al romperse el cable con que estaba sujetada se rompió y la estatua cayó al barro, causando muchos temores ante los que estaban presentes que la abandonaron en el suelo. Como si esto ya no fuera complejo, este traslado se llevó a cabo durante le época de lluvias, y justamente ese día cayó una tormenta de dimensiones mayores a las comunes, anegando la ciudad.
Solo hasta el día siguiente, el monje superior de la pagoda fue a evaluar los daños que había sufrido la estatua y al retirar los restos del barro, observó que el estuco estaba muy agrietado y en el fondo se podía ver un metal muy brillante. Tras varios análisis, se dieron cuenta que debajo del estuco, lo que había era oro macizo. La noticia cundió rápidamente por la ciudad, asegurándole al templo su fama y su riqueza proveniente de las miles de visitas que recibe y que aun no disminuyen,  hoy está valorada en 110 millones de dólares.
 

Talad Rom Hoop : El mercado sobre las vías del tren.

El mercado sobre las vías de tren - Maeklong

  En este mercado, el tramo de ferrocarril no está sólo para decoración, hay un tren que pasa en el centro del mercado ocho veces al día, Cuando pasa el tren, los vendedores quitan sus puestos y los vuelven a montar cuando el tren se ha ido.
El  tren circula por el mercado  Talad Rom Hoop instalado junto a las vías, Mercaderes, turistas y compradores se reúnen junto a las vías en el mercado más peligroso del mundo donde se puede encontrar fruterías, carnicerías, pollerías y pescaderías a centímetros de las vías por las que circula.

Ya por la noche terminaba nuestro viaje.Un avión nos llevaría de regreso a casa.
Tailandia tiene multitud de lugares maravillosos y al ser tan extensa siempre vuelves con la sensación de haberte  dejado mil lugares sin visitar.
Es un país  donde se abre un mundo increíble de gentes diversas, un mundo donde las agujas del reloj parecen haberse detenido hace ya tiempo…
No por ello deja de ser uno de los países más impenetrables que puedan existir.
Pues bajo el barniz del modernismo más de cuarenta millones de campesinos siguen viviendo como lo hicieron siempre en torno al wat (templo), cultivando el arroz al ritmo de las fiestas del calendario lunar budista, que lleva una delantera de más de quinientos años sobre el que rige en Occidente
El budismo, la historia, los paisajes, fueron caminos en aquel viaje y las herramientas de aprendizaje, como  la meditación trascendental fueron vehículos de ayuda. Aprendes que el verdadero motivo de seguir cada día adelante es crecer y madurar, fortalecer las virtudes e intentar domesticar los defectos, y sin prisas, a golpe de zapatilla y sudor, hacer intenso cada instante de la vida.
Aquella noche decimos adios a este antiguo reino de Siam, a Las ruinas de Sukhothai, Ayutthaya y  a lopburi   que  me enseñaron que las piedras también mueren, y que la mejor forma de recobrar el alma después de un largo viaje, es iniciarlo de nuevo.

 
Maria Manderly
 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

muy lindos y motivadores tus relatos de Tailandia, estamos planeando con mi mujer un viaje para mayo 2015 recorriendo esos puntos que vos describis.
Un saludo
Antonio.

Anónimo dijo...

Que ganas dan de volver con tu relato, sigo tu circuito que es muy atrayente para una próxima visita..
un saludo
Oscar.

Graciela dijo...

Qué emoción siento cuando leo cada renglón que escribis! Feliz comienzo de esta emocionante aventura de conectarte a través de este blog con tanta gente que va a vivenciar tus experiencis a travéa de tus relatos y fotos!!! Beso grandote!y… viajo con vos por medio de este blog!!!
Graciela

Anónimo dijo...

Hola,acabo de conocer tu blog y estoy alucinando de toda la información detallada y muy útil que nos regalas.Por aquí me quedo,también te seguiré en Facebook.
Muchas gracias por tu trabajo.

Maria Calleja

Jessie dijo...

Te leo desde Virginia solo decirte que nadie sabe, a ciencia cierta, porque este país enamora al viajero de un modo tan profundo. Llevo tiempo sorprendiendome de como marca a los viajeros la experiencia Tailandesa, sin ser capaz de explicar el poderoso embrujo de sus gentes, de su historia, de sus paisajes, de sus pagodas.
Gracias por compartir

Anónimo dijo...

Precioso post, Maria. Aunque todavía no he tenido la suerte de conocer Tailandia, he leído tanto sobre ella que tengo muchas ganas de hacerlo. Un abrazo guapa

Patri