Hace más de dos mil años el historiador griego Heródoto ya lo dijo: "Quien no ha visto Egipto no ha visto el mundo. Así que partimos en pos de ese mundo y de este sueño…
En busca
de leyendas, de Dioses y de grandes faraones, mi prima Loli y yo, nos
embarcamos en un crucero por el lento fluir de ese gran río que abre una fértil
brecha en pleno desierto, el Nilo.
Un avión nos llevo desde España
a Luxor el último lunes de un mes de junio caluroso y
seco. Apasionadas desde siempre por la
historia y el arte, navegar por el gran río de África nos resulto imprescindible para aprehender la magia
atemporal del país.
Desde que subimos a bordo del barco y
recorrí con la mirada el ancho Nilo, quede prendida en los palmerales de la
orilla, cuyo verdor contrastaba con el ocre de las arenas que se extendían a
ambos lados de las aguas, es un contraste arrebatador. Intuía atardeceres plácidos llenos de luz y la
gozosa sensación de estar cumpliendo un sueño acariciado durante demasiado
tiempo.
No pude dejar de pensar en como serían estos parajes en el siglo XIX apenas descubiertos, para aquellos intrépidos viajeros que se aventuraron por estos arenales en pos del sueño de África. Incluso a primeros del siglo XX.
No me hubiera importado, que como
aquellas damas de siglos atrás,
arribar a bordo de una decrépita
faluca con su vela latina henchida por el abrasador viento del desierto. O acercarme
desde el sur a lomos de un dromedario con la cabeza tapada por un turbante y el
silencio como único compañero. Nubia a la espalda y Egipto al frente. No se le
podría pedir más a un viaje. Carter o Loti lo hicieron. Y el Zar Nicolás o el
Aga Khan también.
Pero hoy el tráfico de la ciudad hace más
aconsejable medios de transportes menos poéticos y mejor acondicionados, como
los que nosotras tomamos. Egipto
es un país único, un país que nos ofreció algo que no nos fue posible encontrar
en ningún otro lugar de la tierra que ya habíamos visitado.
Por aquellos tiempos, la anhelada eternidad impulsó a los faraones de las primeras dinastías a levantar para su reposo imponentes complejos funerarios presididos por colosales pirámides, únicas maravillas del mundo antiguo que todavía permanecen prácticamente inalterables después de más de cuatro mil años.
Tan llamativos como las pirámides son los solemnes templos que jalonan la trayectoria del Nilo, algunos de ellos moradas de dioses.
Así que cuando llegamos ya entrada la noche, nos embarcaron en el Kon Tiki que estaba atracado en el puerto de Luxor y pudimos ver la magnífica iluminación que tienen los monumentos desde un camarote lujoso, fresco y cómodo.
Subiendo por la pasarela de embarque, nos llega la fuerte voz del Muecín que resuena entre los acantilados rocosos, un sonido ancestral que no tiene final, que recorre las dunas de arenisca, que sube por las palmeras polvorientas, que se introduce en los templos y penetra en los oídos de todos los que estamos allí. El vello de los brazos se me erizaba al escuchar la llamada a la oración repetida incansablemente durante tantos siglos….Entre eternidad agua y desierto.
Pocos escenarios resultan tan sorprendentes como el que descubrimos al subirnos a estas motonaves.
Éstas monumentales moles acuáticas que surcan el Nilo esconden en su interior algo que quizás nunca nos imaginamos… Un lujo que al propio Titanic le hubiera gustado tener.
Así fue como iniciamos nuestro recorrido en Luxor, navegando hasta Asuán, y eso nos permitió descubrir a lo largo de la travesía de poco más de
El crucero
Nuestra primera escala la hicimos en el valle de los reyes. A las 5 de la mañana el calor era sofocante, después de poco más de cinco horas de sueño y un desayuno de lujo, un autocar nos traslado a ese lugar.
Os vemos allí
En las sierras que se encuentran al sur de Tebas se abren un sin número de valles que se convertirían en una inmensa necrópolis, ya que cuando las dinastías que desde el
Así se inauguró, en una tórrida garganta de la Montaña Tebana, bajo la sombra del picacho llamado El Cuerno, el célebre Valle de los Reyes, que había de albergar las tumbas de todos los faraones de las siguientes dinastías. La única garantía de seguridad que ofrecía el Valle era la de que al estar juntos todos los reyes, se podía mantener en él una guarnición que los guardase a todos, en vez de tenerlos diseminados al borde del Nilo como ocurría antes.
Te sientes transportada a tiempos remotos al bajar a los sepulcros expoliados pero impresionantes en su desnudez, con sus jeroglíficos y dibujos policromados en las paredes de las tumbas visitadas.
Sientes el peso de las creencias de aquellos lejanos pobladores del Nilo.
De todas
ellas a mí me gusta especialmente la del faraón Tutmosis III por ser de las más antiguas con una
estructura de excavación en la tierra que la hace un tanto especial.
Se trata
desde luego de una tumba no apta para claustrofóbicos, emociona ver de cerca
sus pinturas, después de controlar unos minutos las pulsaciones, uno se
encuentra ante una maravilla difícil de olvidar.
Una vez terminada la visita, nos
dirigimos en autobús de nuevo hacia el templo de Hatshepsut, única reina que ostentó título
de faraón, hija de Tutmosis I, quien reinó Egipto a lo largo de
20 años durante la dinastía XVIII (1490 - 1469 a . C)
Se trata de un templo aislado , muy cerca del Valle de las Reinas.
La imagen desde la lejanía es impresionante, y el templo esta muy bien conservado, salvo que cuando la reina-faraón murió intentaron borrar su imagen de todos los sitos, de ahí las picaduras de los jeroglíficos y las pinturas.
La imagen desde la lejanía es impresionante, y el templo esta muy bien conservado, salvo que cuando la reina-faraón murió intentaron borrar su imagen de todos los sitos, de ahí las picaduras de los jeroglíficos y las pinturas.
El diecisiete de noviembre de 1997 murieron 58 turistas y 4 egipcios en un
atentado perpetrado en esta misma explanada.
Caminando hacia el templo te das cuenta de lo grande que
es, del calor que hace.... y de lo lejos
que queda.
No exagero al decir que el rey sol se abatió sobre mí como una
maldición, sin ninguna piedad haciéndome tener un malestar que me dejo durante unos minutos sin
conocimiento.
Este Templo de Hatshepsut está situado en la Orilla
Occidental del Nilo, frente a la ciudad de Luxor, en el sur del país.
Las tres
plantas superpuestas del santuario, excavado hace 3500 años en una de las
paredes rocosas del Valle de las Reinas, ofrecían un espectáculo
Incomparable. A
pesar de la enorme destrucción y saqueo que sufrió el sitio a lo largo de
tiempo, aun existen muchas esculturas en la segunda terraza que representan a
la Reina y al dios Amón-Ra. La ubicación del templo, al pie de unos elevados
riscos de roca desnuda, le proporciona un marco increíble y que resalta la
grandiosidad buscada por sus constructores.
Perviven en
su interior algunos relieves que relatan el nacimiento de la reina, su
coronación y las expediciones comerciales que promovió.
El calor a
esa hora de la mañana era sofocante, cualquier sombra era bienvenida
Y nuestro próximo
destino estaba a menos de 5 minutos en bus: los Colosos de Memnon
Hace 3.200 años la tierra tembló en la antigua Tebas. La
convulsión causó una escabechina en el templo de Amenhotep III, el más extenso e imponente de todos los templos conmemorativos que salpicaban la
orilla occidental de la actual Luxor. Cientos de esculturas, retratos del
faraón, su estirpe y sus deidades más queridas, se despeñaron vencidas por la
sacudida. Solo permanecieron en pie las moles del faraón que flanqueaban la
entrada al complejo, los
Colosos de Memnon.
Estos
Colosos son dos
estatuas gemelas que representan a Amenhotep III
en posición sedente. Sus manos reposan en las rodillas y su mirada se dirige
hacia el Este, en dirección al río Nilo
y al sol naciente. Las estatuas están talladas en bloques de cuarcita.
La función original de estos colosos de unos 18 metros de altura fue
la de presidir la entrada al complejo funerario de Amenhotep III: un inmenso
centro de culto, construido en vida del faraón, en el que se le adoraba como al
dios en la tierra. En esos días, el complejo del templo era el mayor y más
espectacular de todo Egipto. Ocupaba un total de 35 hectáreas . Incluso
el Templo de Karnak era menor que el conjunto funerario de Amenhotep. Hoy en
día, sin embargo, quedan pocos vestigios del templo.
Un viajero, a principios del siglo
XIX, David Roberts
pintó en su viaje al antiguo Egipto aun escondido entre las arenas. Os aconsejo
mirar las láminas. Ese es el antiguo
Egipto del que se enamoró todo el mundo…Y del que me enamoré yo.
El historiador y geógrafo griego
Estrabón explica que el terremoto dañó a los colosos. Desde entonces se decía
que las estatuas “cantaban” cada mañana al amanecer, concretamente, la estatua
situada más al sur, dando lugar a la
leyenda que nos dice que este coloso era la imagen del mítico guerrero Memnón, un héroe griego de la guerra de
Troya, rey de Etiopía e hijo de la Aurora, muerto en un enfrentamiento con
Aquiles, y cada mañana saludaba con un gemido la aparición de su madre por el
horizonte.
Hoy, la
explicación es que el cambio de temperatura, al comienzo del día, provocaba la
evaporación del agua, que al salir por las fisuras del coloso producía el
peculiar sonido. El emperador romano Septimio Severo nos privó de este fenómeno
al restaurar la estatua en el siglo III d. C
Cuando de
sucesos extraños se trata, nos movemos siempre impulsados por la poesía y la
fascinación, y queremos encontrar y explicar los hechos con leyendas que se
acrecentaron en boca de los poetas griegos. Y las creencias populares; la
fuerte religiosidad del antiguo Oriente, hizo ver a los Colosos como el símbolo
del amor entre una madre y su hijo, y así, durante siglos, se recogieron a sus
pies cientos de escritos de quienes a ellas iban a orar.
Después de
una ultima mirada a estos impresionantes colosos, subimos en unas barcas muy decoradas y festivas que nos llevaron a
la orilla opuesta del Nilo al encuentro de los templo de Luxor y de Karnak.
Luxor significa
‘palacios con mil puertas’.
El Templo está situado en la orilla este del Nilo en la ciudad de Luxor, la
antigua capital faraónica conocida como Tebas, al sur del país.
El Templo de
Luxor es uno de los sitios que más llama la atención.
Este templo se construyó entre
los años 1400 y 1000 a .C.,
tiene una altura de 260
metros de largo y está dedicado al dios del viento ‘Amon’ el dios carnero. es el más elegante de los edificios faraónicos, fue construido bajo
Amenofis III y ampliado por otro gran constructor, Ramsés II.
En la fachada, se pueden ver los obeliscos (falta uno de ellos, el que Mohamed Alí regaló a Francia en 1836 y que hoy se encuentra en el centro de la Plaza de la Concordia de París) y sobre todo destacan los soberbios colosos. Con sus
En el interior es uno de los templos más espectaculares que tiene Egipto y el más destacado de la ciudad que le dio nombre “La antigua Tebas” Se construyó como una forma de consagrar el culto del dios Amon-Ra. El primero de los faraones fue el encargado de construir su interior y el segundo su exterior.
Bajo esta
moderna Luxor yace Tebas, la ciudad que fue, durante más de 2.000 años, el
centro religioso del Antiguo Egipto y una de sus más importantes
capitales.
Hay registros del paso de Alejandro
Magno, que lejos de intentar imponer su religión, respetó e incluso participó
de los ritos egipcios. Todo lo contrario que hicieron los cristianos, que se
montaron una iglesia en el interior borrando relieves para pintar imágenes
cristianas.
Las sorprendentes dimensiones del área abarcan poco más de un kilómetro
de superficie, y en la antigüedad se accedía a los recintos por medio de un
canal artificial que unía el río Nilo con el embarcadero.
El Templo
de Luxor y el Templo de Karnak están separados únicamente por tres kilómetros,
hace muchos años se encontraban comunicados por la Avenida de las Esfinges. En
la actualidad solo se puede ver el inicio de esta avenida.
Avanzando por la famosa Avenida de las Esfinges, El
complejo de Karnak “aldea amurallada”, en el dialecto
árabe actual, es uno de los mayores conjuntos sagrados del mundo y acoge el
templo del dios Amón. Un dato: en el acceso por la Avenida de las Esfinges
se ven 40 esculturas con cabeza de carnero.
Lo más
espectacular del templo es su sala hipóstila, una de las más grandes creaciones
de la arquitectura egipcia. En esta gigantesca sala dicen que podría albergar la catedral
parisina de Notre Dame y yo no lo pongo en duda.
Una termina
sitiándose como Gulliver en el país de los gigantes.
Este pétreo bosque encantado, de
columnas, sobrecoge, primero por su belleza, después por su descomunal y
soberbia grandiosidad. Alberga 134 columnas, de las que las 12 centrales son
más anchas y elevaban el techo, ahora destruido, a 23 metros de altura
totalmente grabadas.
Estar debajo me produjo una sensación
de agobio y estrechez que llego a hacerse angustiosa cuando cualquier grupo de
personas se ponía en movimiento. La
proximidad de las paredes y el hecho de que éstas se encuentren materialmente
cubiertas de figuras, ornamentos y jeroglíficos, tanto si se trata de muros
como de columnas, hace que te encuentres preso en la tela de araña de un mundo
de fantasía que debía resultar alucinante en aquel entonces, cuando el color
que animaba a aquellos elementos conservase su fuerza original. De este modo el
espectador quedaba incorporado a ese mundo, fascinado o desconcertado por él.
La importancia adquirida por Tebas durante el Imperio Nuevo,
como capital de Egipto y de sus vastos dominios asiáticos y africanos, hizo del
santuario de Karnak el principal centro religioso y cultural del país. Karnak
es un conglomerado de pílonos, puertas, patios, explanadas, pórticos, salas
hipóstilas, templos auxiliares, capillas, obeliscos, escaleras, corredores,
celdas, pasadizos y recovecos sin fin, a los que sólo el faraón, los sacerdotes
y el personal auxiliar del templo tenía acceso. Este laberíntico complejo responde a la idiosincrasia del egipcio
antiguo, maestro en el arte de enfrascarse en los misterios del Más Allá, del
origen del mundo y de la naturaleza de los dioses. Su "Libro de los
Muertos" es uno de los intentos, quizá el más logrado, de suministrar al
hombre un mapa del otro mundo.
Es muy
recomendable visitar estos templos llegada la noche ya que la iluminación hace que
todavía sean mucho más misteriosos. Era difícil escapar al hechizo que hacia en
nosotras estos templos tebanos de Luxor y Karnak dedicados a Amón, Mut y Khonsu. Y desde allí volvimos al barco para almorzar.
Los
camareros ya esperaban nuestra llegada y ayudándonos a
embarcar por la pasarela agradecimos el detalle de los refrescos y las toallas
húmedas y perfumadas con las que nos
obsequiaron, porque un calor de fuego
llegado del desierto comenzaba a apretar sin que nosotros hubiéramos
sido conscientes. Después de una ducha y
la deliciosa comida teníamos la tarde libre y
por primera vez en todo el viaje aprovechamos para descansar y explorar
el barco.
A las 5 de la tarde la llamada de
una campana desde el puente de
mando, nos anunciaba que servían té café
y pastas en cubierta, relajadas en una
tumbona veíamos como nuestro crucero
por el Nilo seguía suavemente su curso.
Flanqueado por fértiles tierras que preludian más allá la inmensidad del
desierto, ante nosotros se iban sucediendo los imponentes restos monumentales
de aquel enigmático imperio.
Se puede observar claramente porqué la prosperidad de Egipto se
concentra en torno al Nilo, más allá de
lo verde, reina el desierto...
La vida brotaba a cada instante,
niños saludando desde el agua, campesinos con sus búfalos
en los campos, y garzas en los juncales.
Desde la
proa del barco, sentadas en cubierta, con el té en la mano, viendo el Nilo
discurrir como lo hacía miles de años atrás, nos sentíamos auténticos faraones.
Navegábamos rumbo a la ciudad de Esna que se encuentra en la ribera
del Nilo a unos 55 Km . Al sur de Lúxor. La esclusa situada junto a la ciudad es paso obligado
para salvar el desnivel de unos diez metros.
Cuando llegan los barcos la esclusa obliga a
parar en espera de turno. En nuestro caso tardamos varias horas en pasarla debido al
gran número de cruceros que subían y otros que bajaban. Por aquí circulan diariamente unos 700 barcos. Es el momento cuando los vendedores de chilabas acuden a decenas
alrededor, lanzando la mercancía, lo
que hace la espera más divertida y
pintoresca tratándose de "tiendas flotantes”.
-señoooora, señoooora!! ¡¡hoola, hoola, Pepsi cola! chilabas, mantas, manteles, hay que reconocer que es todo un
espectáculo, chilaba para arriba, -no me vale otra talla mas grande, chilaba
para abajo, con una habilidad impresionante ninguna caía al agua, el regateo, la caza al
vuelo de la prenda voladora, la charla con los vendedores es un rato muy
agradable.
Los barcos se van juntando y el espacio se va reduciendo.
Las pequeñas embarcaciones se iban alejando poco a poco en el calor del
atardecer, y te das cuenta, mirando más
allá del horizonte, que es en el lento fluir de este gran río, que la belleza colosal de
los templos faraónicos le confieren al concepto de eternidad su sentido más
plástico. Nuestro lento avance hacia la esclusa seguía
curso, la tarde caía sobre el desierto y el Dios Ra “hombre con cabeza de halcón sobre la cual
portaba el disco solar” nos seducía con una puesta de sol espectacular.
Poco a poco el silencio se acunaba en el ocre del crepúsculo, el
sol comenzaba su descenso escondiéndose detrás de las arenas del desierto, y
como en un hechizo nos llego la llamada a la oración que el muecín hacia
desde el minarete de una lejana mezquita.
La brisa sobre la cubierta del barco dejo de ser
tan sofocante. La cegadora claridad se
transformo en una acogedora luz anaranjada... El río Nilo siguió su fluir
tranquilo, los palmerales se pusieron su pijama, se despojaron de su verdor
para no ser más que oscuras siluetas inmóviles que contemplaban a garzas e ibis
volar sobre ellos
Alrededor de las 10 de la noche me
llamo mi prima para subir al puente y en compañía de los amigos íbamos viendo
avanzar la nave por el estrecho canal que se iba poco a poco llenando de agua.
La esclusa de Edna supera una altura de 7 metros y medio y entran
en ella dos barcos cada veinte minutos aproximadamente. Eso hace eterna la
espera.
Pasamos
por las esclusas
que vienen siendo una especie de ascensor a barcos para poder
remontar el rio y su presa algo parecido al canal de Panamá pero en pequeñito.
Fue curioso ver como un barco de muchas
toneladas se levantaba varios metros de altura en pocos minutos y seguía luego
navegando por el mismo rio como si no hubiese pasado nada, y eso simplemente con
la fuerza del agua, sin ayuda de motores.
Templo de Edfu.
El barco
durante la noche nos había traslado hasta Edfu y con la luz del amanecer desembarcamos. La calle es el
muelle y una hilera de vendedores nos acosan con su mercancía.
Alineadas en el paseo esperan las calesas para llevarnos al templo de Horus.
Atravesamos Edfú al trote por
sus estrechas calles donde abundan grupos de hombres sentados ante los cafés.
Escenario perfecto de película colonial.
La calesa mete miedo, se menea para todos los lados, vamos
cuatro personas y en la larga fila que seguía
la nuestra las risas estaban aseguradas.
Tras un
breve recorrido aparece frente a nosotros el Templo de Edfu.
Horus, el halcón, era hijo de Osiris (el Sol) y de
Isis (la Luna). En su recorrido por el día aseguraba la buena marcha del mundo,
pero al llegar la noche se retiraba
aquí, a su morada nocturna al fondo del santuario que era sellado por
los sacerdotes con un ritual hasta el nacimiento del nuevo día.
En él se conservaba un
halcón sagrado que sólo se mostraba al pueblo los días de fiesta. Este es el templo que mejor se
conserva de todo Egipto. En el momento
de nuestra llegada, el Sol inundaba ya
los muros resaltando sus inscripciones y
decorados
con escenas de prisioneros de guerra y entre ambos macizos se encuentra la
figura de Horus con forma de halcón con un disco solar.
Allí estábamos, de pie, casi sin poder
articular palabra, pensando aún si aquello era real o simplemente un sueño.
Nosotros avanzábamos hacia la entrada
del templo y al llegar frente a la explanada que da acceso al lugar, aparece
ante nosotros el pilono de 36 m ,
altísimo, magnífico, y nuevamente nos miramos entre nosotras para cerciorarnos
de que, efectivamente, estamos allí.
Os dejo unos grabados
del viajero ingles David Roberts y de cómo los encontró.
“El 24 de Agosto de 1838 David Roberts atracó en Alejandría,
donde alquiló el barco que utilizó durante toda su estancia. Con un equipo de 8
hombres remonto el Nilo hasta llegar a Karnak, Abydos, Philae, Edfú Dendera y muchos
más. Roberts fue subestimado
posteriormente y sus obras parecieron pasarse de moda. Actualmente han
recobrado valor en el mercado del arte, gracias al coleccionismo surgido en los
países árabes por el petróleo.”
El Templo
de Edfu pertenece a los de mayor tamaño, iniciado en el 1350 a . de C., fue abandonado
a causa de algún terremoto u otro tipo de desgracia quedando inacabado, pero
hacia el 237 a .
de C., los faraones Ptolemaicos lo reconstruyeron para darle e incrementarle
todo el esplendor que merece un templo dedicado a Horus. Posee un alto valor
histórico, ya que es uno de los pocos lugares que se nombran en los
acontecimientos de la Leyenda de Isis, Horus y Osiris.
La leyenda cuenta que Osiris y su hermana Isis
representaban al bien, y su hermano
Seth al mal. Osiris era el hijo mayor de los
dioses, por lo tanto el favorito. Debido a eso su hermano Seth se moría de envidia, por lo que
un día decidió asesinar a su hermano
mayor, para así gobernar sobre Egipto. Por suerte la esposa de Isis
logró resucitarlo, y luego debieron escapar hacia Philae, una isla en la que se
refugiaron para así poder criar tranquilos a su hijo Horus. Luego de varios años, cuando Horus
ya había crecido, desafió a su tío y lo venció en una intensa batalla que se sucedió en Edfu,
de la cual tomo el poder y gobernó al pueblo egipcio. “-Bueno
todo un follon familiar “
Edfu posee
unos excelentes patios, santuarios, etc. Luego del primer patio hay una segunda
fachada. En las paredes se observan unos magníficos sobre relieves dignos de
admiración. Tiene dos salas de columnas cuyos capiteles son todos distintos.
Ahora es el momento de perdernos un poco entre el inmenso
silencio del Templo.
El
santuario está situado en el corazón del centro del templo, el habitáculo es
más pequeño ya que el techo es más bajo y el suelo algo más alto hasta llegar
al sancto sanctorum donde
era depositada la estatua de Horus sobre un naos de granito "vivienda de los dioses". Hasta
que al día siguiente el gran sacerdote tras un ritual abría las dos puertas
para que Horus en forma de disco solar recorriera su camino diario y repartiera
buenas acciones protectoras sobre la tierra.
En una de
sus salas interiores se encuentra una réplica de la barca sagrada de Horus. Y
esa forma tan peculiar en que penetra la luz creo que fue una de las
cosas que más me fascinó, tenían varios sitios donde entraba por algún espacio.
Cuentan que antes había piedras de alabastro donde llegaba el rayo de luz, de
manera tal que se iluminaba toda la habitación… ¡Tuvo que ser espectacular.
El dios halcón Horus, con
rostro serio y en posición de firme como un soldado, recibe a los visitantes en
la puerta de su templo.
En sus
paredes altísimas, se pueden leer leyendas míticas que encierran años de
historia. Una obra maestra completa. Aunque algunas de las inscripciones de las
paredes se encuentren un poco deterioradas conservan su significado y su
silueta. La antigua religión cristiana de Egipto, más conocidos como coptos, se
cree que fueron los causantes de estos deterioros, ya que no toleraban los
desnudos ni la idolatría.
Decimos
adiós a Orus prometiéndole que un día ,
no muy lejano volveríamos. Y nos dirigimos nuevamente a las calesas para
regresar al barco donde nos esperaba el almuerzo. Desde cubierta Contemplamos
cómo el navío remontaba la corriente con suavidad rumbo a Kom-Ombo.
Templo de Kom Ombo, o el dios cocodrilo Sobek.
En uno de los más
atractivos paisajes del Nilo, se encuentra Kom Ombo. Vislumbrarlo desde el barco, es un espectáculo.
Impresiona la cantidad de barcos atracados en su pequeño puerto. Los ponen unos
al lado de otros, y nosotras íbamos
atravesándolos con ayuda de la tripulación, uno a uno, transversalmente, para
desembarcar y embarcar. Cosas
de los egipcios.
Este insólito templo estaba consagrado a dos divinidades: Horus el
Grande y Sobek, el dios de cabeza de cocodrilo.
Desembarcamos en el muelle y
andando a pocos metros subiendo por unas
escaleras donde vimos las más pintorescas escenas de un bazar multicolor, se
encuentra este templo, está en ruinas, pero resulta imponente, especialmente por su ubicación,
que lo hace destacar al lado del Nilo.
Fue excavado por Jacques de Morgan hacia 1893. Es un edificio
inusual, completamente simétrico, con dos entradas, dos salas hipóstilas y dos
santuarios. Esto se debe a que está dedicado a dos dioses: al dios halcón
Haroeris (Horus el viejo o el grande) y el a Sobek, divinidad local con cabeza
de cocodrilo.
Columnas enormes con capiteles
lotiformes abiertos preceden a la sala hipóstila. En esas columnas, las figuras
aún guardan algo de policromía, lo que emociona a cualquier visitante. En
algunas de ellas comienza a aparecer un Dios que no hemos tenido la oportunidad
de ver a menudo en otros templos. Es Sobek, el Dios Cocodrilo.
Los cocodrilos
abundaban en esta zona del Nilo, por lo que los antiguos egipcios
debieron divinizarlos. Ello se hace patente en una buena parte de las paredes
del Templo levantado en el año 1350
a . de C. se pueden aun contemplar en varias urnas
algunas momias de estos reptiles. Quede
fascinada al ver la primera ilustración
de la cirugía y de instrumentos médicos plasmada en la cara interna de la pared
trasera del templo. Y varias
representaciones de bisturís, sierras, huesos, herramientas dentales y demás
artículos relacionados con la medicina.
Más adelante vimos también las figurillas de las mujeres pariendo en una
silla y todos los instrumentos quirúrgicos que se usaban para ello en la época.
Son sorprendentes porque no difieren en mucho de los que se usan actualmente.
También hay que hacer referencia al Nilometro. Se trata de un pozo que
con un mes de anticipación determina la crecida del río. Estos datos eran
usados por los agrimensores egipcios para determinar los terrenos que fertilizaba
el limo del río y cobrar los correspondientes impuestos de las cosechas
conseguidas. Posiblemente en el pozo abundaran los cocodrilos y algunas malas lenguas lo atribuyen también
a sacrificios humanos en honor a Sobek.
Hay una
bonita capilla de Hator la diosa gato.
Napoleón
sufrió aquí una gran derrota y el templo quedó parcialmente destruido. Es
cuando te puedes detener en recrear tus ensoñaciones de días de glorias pasadas
en estas tierras milenarias.
Volvimos al barco, no sin antes detenernos a comprar en
los tenderetes del muelle algunos regalos para los familiares y chilabas para la fiesta
que tendría lugar en el crucero, por la noche, al llegar a Asuan.
Sentadas a bordo disfrutábamos de la brisa que recorría y rizaba las aguas, y del silencio
roto de vez en cuando por los ladridos de un perro que nos llegaba desde
la orilla.
El lento
avance del barco nos permitía ver
los hoteles y mansiones que bordean las orillas del río. En lo alto de
la colina destacan las evocadoras vistas del hotel Old
Cataract Aswan, erigido en 1899 en
el que la mismísima Agatha Christie escribió parte de Muerte en el Nilo.
Este fue el primer gran hotel de Egipto y quizás
uno de los primeros de toda África. Y sobre todo, fue uno de los primeros
hoteles-destino del mundo. Este lujoso
palacio victoriano fue obra de Thomas
Cook, el mago de los viajes, como un destino en sí mismo y un
lugar de descanso para sus adinerados clientes que recorrían el Nilo en busca
de las ruinas arqueológicas del viejo Egipto.
Apoyados en la barandilla del barco, mirando
hacia el Old Cataract, me dijo el guía,
que no es importante como hotel a pesar de que las reformas le han devuelto
parte de su viejo esplendor. Los hay mejores y más cómodos, más elegantes y
eficientes, mejor conservados y equipados, pero este, es importante por su
historia. En cierto modo es un símbolo del viaje en sí mismo, del descubrimiento
y la aventura como motivación de aquel espíritu que impulsaba a la gente de una
sociedad acomodada a explorar una tierra donde los peligros eran reales.
También me contó que no hay
otro atardecer como el que se contempla desde la galería del Old Cataract. Esa
terraza en la que Howard Carter anunció el descubrimiento de la tumba de
Tutankhamon. Al frente, la Isla Elefantina, donde se profesaba culto al
poderoso Khnum, dios de la catarata y la inundación ahora apaciguado por una inmensa presa. Es
una isla en medio de la nada, de la abrumadora historia, de las implacables
arenas y de las eternas aguas del Nilo. El comienzo o el fin de un viaje.
Rumbo a
Asuán donde termina el valle del Nilo, los campos cultivados en los meandros
del río dan paso a anchas riberas arenosas, antes marcaban el límite de la
civilización y ahora reservan nuevas sorpresas antes de emprender la
imprescindible excursión al complejo
faraónico de Abu Simbel que haríamos en avión a la mañana siguiente.
Por la noche en este punto de ambas orillas del Nilo no hay ni una sola luz. El cielo es
impresionante y ofrece una oportunidad
única para disfrutar de la lluvia de estrellas desde la cubierta del barco
tiradas en una tumbona y en el más absoluto silencio antes de ir a dormir.
Al día siguiente a primeras
horas, asomadas en cubierta, veíamos
desfilar esa otra historia, mas reciente pero no por eso menos importante. Al
Oeste (justo en frente de Aswan) por un lado, se ve el
mausoleo en granito rosa de Aga Khan III
que lleva el nombre de quien en vida fue el Sultán Mahommed Shah y líder
espiritual del islamismo, y las tumbas de nobles egipcios de la sexta dinastía,
arriba, en lo alto de la montaña en una especie de acantilados. Por otro
lado al norte se pueden ver las ruinas del monasterio de San Simeón del siglo VII y todo ello entre las colinas del
anaranjado desierto.
Son las 9 de
la mañana cuando nos asomamos al pretil
de la Alta Presa.
Asuán, puerta de Nubia, la tierra de los esbeltos hombres de ébano y de
las mujeres de ojos bellos. Pueblo casi
siempre peleado con el gobierno de los
faraones y reyes egipcios. Los nubios que han llegado hasta hoy en día son
descendientes desplazados de aquellos pero con una mezcla étnica importante que
los diferencia de los antiguos que tenían rasgos más africanos, como conservan
los nubios del Sudán. Unos cien mil fueron desplazados al inundar sus tierras
los quinientos kilómetros de esta colosal obra que anegó numerosos templos,
salvados Abu Simbel y Philae .
El guía nos
cuenta que la presa cuya
construcción comenzó en 1960 utilizando piedras de las canteras de granito,
forma el lago artificial más grande del mundo “el lago Nasser “como reserva de
agua (169 mil millones m. cúbicos de agua), algo así como 30 años de agua
continua para todo Egipto. Se han construido en esta zona dos presas: la nueva
Presa Alta de Asuán y la menor y más antigua, Presa de Asuán o Presa Baja de
Asuán.
La Presa Alta comenzó a construirse en 1952, exactamente tras la revolución de Nasser y, en principio, los Estados Unidos ayudarían a financiar la construcción con un préstamo de 270 millones de dólares. La oferta de ayuda fue retirada a mediados de 1956 y el gobierno egipcio se propuso continuar el proyecto en solitario, utilizando los ingresos que proporcionaba el Canal de Suez como ayuda en la construcción.
Sin embargo, en 1958 intervino la Unión
Soviética (en plena Guerra fría por el dominio de África) pagando,
posiblemente, un tercio del costo de la inmensa presa de piedra y arcilla como
regalo. Aparte de esta ayuda monetaria, proporcionaron técnicos y maquinaria
pesada y el diseño corrió a cargo del instituto ruso Zuk Hydroproject. La
construcción comenzó en 1960. La Presa Alta, fue concluida en su totalidad el
21 de julio de 1970.
Asuán es un destino tranquilo del valle del
Nilo, donde este río es más bello que en ningún otro lugar, fluye entre rocas
de granito e islas cubiertas de palmeras y plantas tropicales, es donde navegan
las falucas que surcan lentamente el Nilo.
Pero ante todo Asuán es una ciudad de misterio. No sólo porque conquistó a
aventureros, egiptólogos o escritores
para recrear allí sus historias sino además, y principalmente, porque
tiene la particular característica de que una parte del poblado está abierta a
los turistas y la otra no.
Volvimos al barco
y un poco más allá, a última hora de la tarde, después del té en cubierta tocamos el embarcadero de la isla Agilika.
Unas pequeñas embarcaciones nos
llevaron a este lugar de ensueño: La perla de Egipto, según Pierre loti.
Philae, dedicado a Isis, la divinidad femenina tal vez más
universal y amada en todo lo largo de la historia egipcia.
Cuando pisas un territorio nuevo, sobre todo uno de los míticos por la importancia de su cultura, como es el caso de Egipto, deshaces y rehaces con tu propia percepción las ideas que te han trasmitido otros. Pocos me hablaron de Philae y resultó ser uno de mis preferidos por la majestuosidad con que se ve en una isla en medio del agua, el azul del rió y el hecho de que haya vegetación le dan una vida única. Este templo también tuvo que ser movilizado por las inundaciones de la presa (inicialmente se encontraba en la isla de File).
Dos majestuosas columnatas flanquean el patio de acogida, abriéndose en
ángulo hacia la fachada del primer pilono. Ambos pórticos están decorados con
escenas de ofrendas y con los cartuchos de los emperadores romanos que
participaron en su construcción: Augusto, Tiberio, Calígula y Nerón.
Así
es como el Templo de Isis, se alza majestuoso con sus torres de 18 metros situadas en el
primer pilón, donde se pueden contemplar los relieves de los enemigos heridos
por Tolomeo XII, el padre de la famosa Cleopatra.
Os dejo unos grabados de antes de ser trasladado.
Os cuento
sobre el traslado: Después de la creación de
la primera presa de Asuán en 1906 y recién en los años 60 las Naciones Unidas
intentaron rescatar lo que quedaba del mismo habiendo encontrado un sitio
seguro donde emplazarlo, mas tarde después de la creación de esa otra presa
llamada” la Alta Presa” en 1971, el monumento ocupo su espacio en la isla
Egilica, lugar que fue remodelado para imitar las características de las Isla
Philae.
Hay paredes en las cuales todavía se
puede observar el nivel hasta donde estuvo cubierto. En el patio central del
Templo de Isis hay que fijarse en la casa del nacimiento, dedicada al
gran Horus.
Traspasamos el segundo pilón que nos
condujo a la sobresaliente sala hipóstila de
10 columnas hasta acceder al santuario interior de Isis. Además, bajando por
una escalera nos encontramos con la capilla
de Osiris.
Philae es
el lugar de descanso del dios Osiris y está dedicado a su esposa, Isis, quien
reunió los miembros de su esposo tras ser asesinado y desmembrado y consiguió
resucitarle. Y aquí encontramos a la diosa Isis fusionada con la diosa Hathor,
la «gran Madre cósmica», portando sobre su cabeza el dorado disco solar entre
los plateados cuernos de la luna. Una diosa del amor, la belleza y
la alegría, la música y la danza. Se la conocía como la Madre de las Madres y
de la fertilidad, los niños y el parto.
Sin embargo, también era una diosa oscura, la
Dama de la embriaguez, y una diosa de los muertos como Dama de Occidente.
Varios siglos o incluso milenios después de su “nacimiento” llegaría a ser
conocida como…”Afrodita”.
Sin
embargo, nos cuentan que en la antigüedad este templo estuvo también consagrado
a Jnum, «Señor de la primera catarata» y dios de las «Fuentes del Nilo», que
era para ellos el misterioso lugar de donde procedían las aguas de vida. De
esta forma, el dios Jnum junto con las diosas Anukis y Satis formaba «La Triada
de las Cataratas» que aparece representada en Philae.
En la misma isla se encuentran
varios templos, incluyendo el de Imhotep, lo cual representa la importancia de
este personaje en la historia Egipcia y según la historia de los
faraones, Philae
también es algo especial, fue el último lugar donde se escribieron los
jeroglíficos.
Y mi construcción favorita el
quiosco Trajano, algunos dicen que fue
aquí donde Scheherezade contó las Mil y Una Noches.
Levante los ojos para ver como
los ibis sobre vuelan la isla y en los juncales se adivinaban los nidos. Los cocodrilos no existen en
esta parte del Nilo visitada. La presa les impide el paso, y eso no sé si es
una ventaja o una desilusión, pero es un
hecho. Poco después regresamos al barco.
Ya de noche… Los guías nos
dijeron que durante la cena fuéramos
disfrazados Se festejaba la noche de la chilaba. Así que esa noche
éramos todos faraones y reinas. Bueno menos yo!.. Que era emperatriz, cambie la chilaba por el qipao rosa que me
traje de un anterior viaje a China.
Los camareros han esculpido aves
exóticas en calabazas y frutas que exponen en el buffet, panes simulando cobras
y un sinfín de manjares. La noche fue
muy divertida y terminamos la velada en la terraza del barco,
disfrutamos de las bellas vistas
nocturnas de la rivera del río en compañía de unos amigos que fuimos haciendo
durante el viaje. Tuvimos mucha suerte de conocer gente magnifica con la que
poder hablar, pasear, y reírnos...
Abu Simbel
A la mañana
siguiente desde el
crucero nos llevaron al aeropuerto de Assuan, donde cogimos el avión hasta Abu Simbel. El viaje dura media hora.
Después de
tantos viajes te das cuenta que es desde
el avión donde se aprecia de forma sobrecogedora la diferencia de colores entre
Europa y África. Sobrevolando tierras europeas,
observas tonos azulados y verdosos, con velada neblina. Ya en tierras de Libia, que creo que fue por
donde entramos en el continente africano, hay una especie de subrayado azul
turquesa, que va bordeando la costa, un color diferente del resto del
Mediterráneo.
Cuando sobrevolamos el desierto hay un
predominio de los ocres de la arena y algún marrón rompiendo la monotonía del
desierto puro y duro, donde aparece raramente un toque verde oscuro de algún
oasis. Es muy curioso el aspecto que tienen de cinta negra las carreteras desde
arriba, muy negra de alquitrán reciente.
Y aquí, entre el azul del lago Nasser y la arena del desierto
esta Abu Simbel
Caminas, y de repente aparecen frente a ti... una sensación
increíble... algo que nunca olvidas.
Abú
Simbel,en medio del desierto, la ciudad más cercana a 300 km , y al sur del trópico de cáncer.
Cuando
ves la fachada y los colosos de mas de 20 metros , sólo puedes
pensar en la grandeza del antiguo Egipto y la grandeza que quería proyectar
Ramses II, lo cual lo logró definitivamente.
El templo
del faraón más poderoso de Egipto hubiera perecido bajo las aguas del lago
Nasser al construirse la presa de Asuan si, a instancias de la UNESCO y 48
países, entre ellos España –cuya capital recibió el Templo de Debod, que
actualmente se puede visitar en el Parque del Oeste en Madrid -, no hubieran
participado en su traslado al emplazamiento actual.
Tallados en
inmensas paredes de roca, estos dos templos- el mayor, dedicado a Ramses II, y
el menor, en honor de su esposa, Nefertari, resultan sobrecogedores al
observarse desde su base, sobre todo si se piensa que datan del siglo XIII a.
C.
Además de su imponente fachada, el gran
templo esconde la sala hipostila con
varios colosos de Ramses II , relieves
en el que este derrota a sus enemigos, y el santuario cobijado por una bóveda artificial, por la
que se accede a una cámara repleta de grabados que realzan la vida del faraón.
Hay imponentes pilares osiriacos que parecen
proteger para la eternidad el santuario contiguo donde descansan la inquietante
estatua de Ramsés II, arropada por las de Ptah, Amón y Ra,
a la espera del rayo de sol que la ilumina un día al año, delicado fenómeno que
antaño se producía el día de su cumpleaños y actualmente 24 horas después,
desde que fueron reubicados 65 metros más altos de donde se encontraban.
El un curioso efecto nos indica a que gran nivel había llegado la
técnica en Egipto. El recinto esta
proyectado para que dos veces al año los rayos del Sol que se adentran unos 60 metros dentro del templo iluminen las caras de Amón,
Ra y Ramsés,
y ejerzan su poder vivificador.
La cara de Ptah permanece
en la penumbra, ya que era considerado el dios de la oscuridad, entre otros
atributos. Esto sucede los días 20 de febrero y 20 de octubre, que se cree eran
respectivamente, los del cumpleaños y
coronación de Ramsés.
El templo
entero esta esculpido en la roca de una colina de piedra arenisca, un detalle
admirable, porque cualquier error grave podría causar el hundimiento de toda la
obra. Quedas asombrada al saber que el templo con la montaña detrás fueron
trasladados gracias a la UNESCO en 1964
y 1968. Tras una obra de 36 millones de
dólares
Por aquel entonces, se construyó con la intención de impresionar a los enemigos nubios de Egipto y mostrar la grandeza del reino, en sí es considerado una de las maravillas de la humanidad y uno de los grandes misterios de la historia antigua. Entre otras cosas, porque estaba situado muy lejos de la urbe y del resto de templos.
Por aquel entonces, se construyó con la intención de impresionar a los enemigos nubios de Egipto y mostrar la grandeza del reino, en sí es considerado una de las maravillas de la humanidad y uno de los grandes misterios de la historia antigua. Entre otras cosas, porque estaba situado muy lejos de la urbe y del resto de templos.
El Templo
pequeño de Abu Simbel
fue dedicado a Nefertari, y en su fachada aparecen seis colosos de 10 metros de altura, que representan al
rey y a su amada esposa que obtuvo el inusual honor de que sus estatuas fueran
del mismo tamaño que las del rey. Otro ejemplo de su amor fue la tumba
que mando construir para ella, la más bellamente decorada de todas las
conocidas en el Valle de las
reinas. …Es de una rutilante belleza.
Otro
detalle ¡ Abu Simbel significa "montaña pura"
Varias
horas después, el avión nos devolvió a Assuan donde terminaba nuestro viaje por
el río más largo del planeta. Este serias nuestro último atardecer en la
cubierta del “Kon Tiki,” contemplando la orografía de la isla Elefantina y la
navegación silenciosa de las falucas con su vela desplegada sobre el fondo
violeta del cielo reflejado en el agua.
El Cairo.
En la capital de Egipto, la metrópolis más grande de África y el
centro urbano del mundo árabe, Oriente y Occidente se unen en una fusión del
pasado, presente y futuro que da lugar a una mezcla fascinante.
El Cairo es por si mismo un mundo más que una ciudad. Fundada en el sitio de Babilonia,
cerca de las ruinas de Memphis. Oriente asoma en todos sus
rincones con el desorden del tráfico y de las construcciones antiguas y nuevas.
Y también con la hondura de una historia milenaria africana, por un lado, y
mediterránea por igual. Sus extraordinarias mezquitas, su bullicioso bazar, sus
museos y las viejas pirámides con las que nosotras habíamos
fantaseado desde niñas ofrecen una experiencia llena de emociones.
El gran Hyatt.
-Este hotel de propiedad Saudita rebosa lujo por todos lados y gusto
exquisito. Mármol y más lujo allá por donde mires o vas. Con unos pasillos para
perderse. Es uno de los hoteles con más encanto de El Cairo. En primer lugar,
su situación geográfica. Esta ubicado en la City, a orillas del Nilo, en un
nudo que lo convierte en una especie de faro de la ciudad... Las habitaciones
resultan amplias pero acogedoras, con camas comodísimas y dan al Nilo. Hablamos
de un verdadero rascacielos que poseen
unas vistas espectaculares. Asomarse a la terraza de cualquiera de ellas no es
apto para los que sufren vértigo. En cuanto a los servicios que proporciona a
los clientes, hay prácticamente de todo. Tiene varios restaurantes, tiendas,
oficina para el cambio de monedas
farmacia etc.… Mención especial merecen sus desayunos, sencillamente
fantásticos. Y, sin duda, para los amantes de la buena mesa una recomendación
especial. Se trata del restaurante giratorio de la última planta. Y no sólo por
su peculiar configuración y las vistas nocturnas –un lujazo.
A la mañana siguiente
Nada más desayunar “en un comedor precioso con vistas al Nilo, loprimero que hicimos fue una
peregrinación a las grandes Pirámides
de Giza. Desde el autocar las más
diversas y divertidas escenas cotidianas
se asomaban a nuestra curiosidad.
Dos millones
de bloques de piedra apilados respetando los 52° que deberían tener los ángulos
para que la construcción terminara siendo una pirámide perfecta. Con 136
m de altura.
No encuentro ninguna palabra que se ajuste
para definir lo que se siente estar a sus pies...mirando como desafían la soledad del desierto.
Además de la
famosa calima que las envuelve en un halo de misterio y miles de preguntas. Hay
explicaciones para todo...pero no deja una de asombrarse pensando… en un bloque
cada dos minutos...durante 23 años...20 mil personas...para construir Keops.
Corta la respiración !
Pero ¿que hacían esos tres colosales tributos a la
inmortalidad de los reyes, en una meseta hostil y desértica que parece que
nada bueno tiene para ofrecer al ser humano?
Esta era una
de las cosas más esperadas de nuestro viaje.
Y así, las vimos aparecer frente a nosotras. ¡Me impresionó lo cerca que están de la ciudad! Uno las ve aparecer entre casas y carreteras, pero definitivamente que son tan imponentes que nada con la arquitectura más moderna se les puede igualar.
Y así, las vimos aparecer frente a nosotras. ¡Me impresionó lo cerca que están de la ciudad! Uno las ve aparecer entre casas y carreteras, pero definitivamente que son tan imponentes que nada con la arquitectura más moderna se les puede igualar.
Más
altas de lo que algún día me las imaginé y con otras pirámides más pequeñas (de
esposas e hijos) que no sabía que existían, nos dieron la bienvenida y jamás
las olvidaremos.
La Esfinge
de Gizeh, la madre de todos los misterios.
No podría comenzar esta sección y quedarme a gusto, si no hablara del lugar que desde pequeña me hizo inclinarme a aprender sobre Historia y el lugar mítico para el cual creo que no existe, y es difícil que alguna vez exista, apelativo mejor puesto que aquel con el que he bautizado a la Esfinge…Y una vez frente a ella puedo confirmar… -Gizah, es la madre de todos los misterios, y gran parte de los que hemos visitado este lugar hemos vuelto con más preguntas todavía, con más incógnitas, pero sobre todo, con un ansia inagotable que resulta difícil de saciar y para el cual, es posible que, una vida no llene…
La Esfinge vigila desde hace al menos cinco mil
años la entrada al recinto. Impasible, solemne, el león cuya vida se
sacrificaba a los primeros reyes en sus tumbas al que se le ha puesto un rostro
humano tocado con el nemes.
El faraón Kefrén así divinizado nos da la bienvenida, y nos invita a
conocer su tumba y la de aquellos que la construyeron. No por nada la suya es
la pirámide central, la que parece más alta y la que algunos confunde con la
de Keops. El
viejo tirano del cual apenas queda una minúscula estatuilla de marfil, el
hombre que contrató a la mitad de su pueblo, y del que se dice que llegó a
prostituir a su hija para asegurarse la eternidad y la gloria a la diestra de Osiris,
el dios del Inframundo.
Rematando la triada, Micerino. Un rey que quiso ser humilde tras la soberbia de sus predecesores, o que quizás se vio obligado por las circunstancias políticas y sociales de su reinado a construirse una tumba más modesta.
Rematando la triada, Micerino. Un rey que quiso ser humilde tras la soberbia de sus predecesores, o que quizás se vio obligado por las circunstancias políticas y sociales de su reinado a construirse una tumba más modesta.
Sea como sea, hoy la Esfinge de Giza es una enorme
estatua tallada en un montículo natural de piedra caliza. Mide 20 m de altura, 72 de longitud
y 14 de anchura. El rostro podría ser el del faraón Kefren. La nariz fue quebrantada por
musulmanes radicales alrededor del año 1400. Formaba parte de su templo
funerario y está comunicada con su pirámide a través de una larga avenida
procesional. Es la mayor estatua de la Humanidad. Sus pasadizos interiores, que
no se sabe hacia dónde se dirigen, están sellados con piedras.
Los egiptólogos estiman que fue esculpida c. siglo
XXVI a. C. Ha sufrido mucho con la erosión del tiempo y del maltrato humano, pero
la arena, en la que estuvo sumergida ha ayudado a preservarla. En diferentes
épocas fue restaurada y desenterrada.
Después de esto dejamos las pirámides para ir a la Ciudadela de Saladino en lo alto
de la colina Muzzattam. Para llegar a la Ciudadela atravesamos parte de la
ciudad, con su tráfico imposible, su densa contaminación, viendo lo que
podíamos al pasar.
Sentadas en
el suelo y escuchando las explicaciones del guía no pude dejar de maravillarme
por las inmensas cúpulas que nos cubrían. Es de las más espectaculares y muy
similar al de la mezquita Azul de Estambul, (1599). Es un monumento
fastuoso de estilo ecléctico.
Jamás olvidare la sensación al entrar en El Museo de Antigüedades más grande del mundo en El Cairo, parece un
almacén… y hasta polvoriento.
Aquí no me arrepiento de haber tenido un guía. Hay tantas cosas
en este museo, ¡muchísimas! Desgraciadamente no está organizado como uno
esperaría siendo este el principal museo
de un país y, sobre todo, con tanta historia. Al final, gracias al guía pudimos
ver de manera adecuada lo más importante y asociándolo a todos aquellos
templos, tumbas, etc. que ya habíamos conocido.
Después de esta visita fuimos a comer. Lo hicimos
en uno de los barcos que están atracados a orillas del Nilo, enfrente, casi, de
nuestro hotel. Estos barcos, algunos de los cuales dan paseos por el río, se
dedican también a la restauración El lugar era agradable, veíamos el Nilo
mientras comíamos. La comida, de buffet, era poco apetitosa, me atrevería a
decir que pésima, pero la localización muy buena. (Esta anécdota me la recordó
mi amigo David de Logroño que conocimos en este viaje a quien quiero agradecer
desde aquí su ayuda con este post)
En la fábrica de papiros nos
enseñaron como se hace un papiro, todo un arte. Nos
mostraron la planta tal como es en la naturaleza, nos explicaron el proceso de
fabricación que es muy curioso e interesante,
y luego nos mostraron copias de papiros faraónicos que tapizaban las paredes
del local, informándonos de que estaban realizados por estudiantes de la
Facultad de Bellas Artes de El Cairo, y que venían con un certificado.
El Fishawi y el Khan el Khalili:
En nuestro último día en el
Cairo, antes de regresar a casa nos apetecía pasar las últimas horas del día
haciendo compras y nos llevaron por Khan el Khalili. Fuimos por la calle El Moez deambulando entre tiendas, gentes y olores
variados. Esta es un área comercial
antigua (se fundó en 1382) un inmenso zoco de estrechas callejuelas con miles
de pequeñas tiendas atestadas de mercancías.
El guía nos invito a detenernos
por un rato en el café más famoso
de todo El Cairo: El Fishawy, conocido
también como “el café de los espejos”, puesto que estos decoran, con
sus envejecidos cristales y recargados marcos tallados en madera, sus
paredes, interiores y exteriores, sin prácticamente dejar un espacio de pared
visible.
Lo de cafetín es un decir, en realidad es un
tugurio. Dicen algunas crónicas que he podido leer que este café tiene más de
doscientos años de vida y que, a pesar de los devenires nefastos de la
historia, jamás ha cerrado sus puertas
ni de día ni de noche (siempre está abierto) desde el año 1773. Siete
generaciones han dado el callo para dar lugar a un emblema legítimo de la
ciudad, ya tan tradicional como las pirámides o el Museo Arqueológico.
Mires donde mires te encuentras en
los espejos.
Quien viaje a Egipto no puede
dejar de sentarse en alguno de sus sillones raídos o destartaladas sillas, para
degustar alguna de sus típicas bebidas y
fumar una relajante pipa de agua, llamada shisha. Pero el Fishawi es mucho más que eso.
Hay dos aspectos muy interesantes que
conocer de este café, o que, al menos, a mí me llaman poderosamente la
atención. El primero es que, a diferencia de la mayoría de los cafés de esta
ciudad y de todo Egipto, terreno habitualmente reservado para los hombres, no
es difícil encontrar, entre su clientela, un nutrido público femenino
disfrutando de sus bebidas y sus shishas;
Y la segunda de las sorpresas
curiosas es su pequeño rincón interior, escondido entre biombos y estanterías,
donde se dice que solía acudir el escritor y premio Nóbel de Literatura en
1988, Naguib Mahfouz, considerado el mejor cronista de la sociedad cairota
actual y un verdadero observador del alma humana sentado en un café. Si
habéis leído sus libros, y un día os sentáis donde estuve
yo sentada en el Fishawi, descubriréis
que no se inventaba sus personajes: le bastaba con mirar a su alrededor.
Poco después muy a nuestro pesar
volvimos al hotel, preparamos las
maletas, y subimos en el coche que nos
llevo al aeropuerto con destino a
Bilbao.
Por
las ventanillas veíamos pasar ese otro
Cairo que aun que tiene la Isla del Paraíso, formada por dos brazos del Nilo,
es una ciudad de muchos contrastes.
Se
ha urbanizado, pero lo está haciendo sin ningún rigor arquitectónico lo que da
lugar a que hayan surgido barriadas que dan una tremenda sensación de depresión
social. Las casas están, aparentemente, sin terminar, fachadas sin enlucir,
tejados sin rematar, esperando, si es necesario, continuar la casa por arriba
en un momento determinado; y sobre esas terrazas, a medio terminar, se acumulan
grandes cantidades de desechos y suciedad. Suciedad que se puede ver, de forma
llamativa, por calles, portales y mercados.
Toda esta urbanización de El Cairo
ha hecho que hayan desaparecido las fértiles huertas que se extendían antaño a lo largo de las dos orillas del Nilo
y que le daban esa sensación de vergel.
“El Cairo “significa la ciudad
triunfante.
Subimos en el avión con esa sensación de haber cumplido un sueño.
Lo último que vimos sobrevolando,
fueron las pirámides envueltas en la
calima, pétreas y eternas. Detrás quedaba el desierto y el horizonte que parecía arder con el ocaso.
En
fin, voy a echar nuevamente de menos todo esto.
Maria Manderly
4 comentarios:
Un relato con mucho glamour, he vivido un viaje sobre esa cubierta de barco con el viento de cara. Me ha encantado
Susi
Hola, Me llamo yolanda y soy de Asturias. Acabo de conocer tu blog y decirte que me encanta. Cuando viajo, suelo meterme en foros a leer información de mi destino y al regreso escribir mi diario de viaje
Me ha gustado tu entrada sobre Egipto, muy completo, Volveré un saludo.
Alberto
Me ha encantado.
Publicar un comentario